Con la curaduría de Javier Mejía
La pintura de Lucia Fonseca, recorre los caminos de la abstracción, la mancha se somete al devenir y los caprichos del óleo, que de manera libre se esparce por el lienzo, quizás como si tuviera vida y el mismo escogiera su rumbo en armonía con el color.
Lucia Fonseca asume la pintura como un oficio total, esta característica que uno encuentra solamente en los pintores, pintores (valga aquí la redundancia, pues hay también pintores artistas, y recordemos que todos los pintores son artistas, pero no todos los artistas son pintores), y que indefectiblemente va unido a un oficio consagrado. Pintar se convierte en una tarea de tiempo completo, donde a diario se cuestiona, sobre qué color usar, que textura definir y revisar el resultado permanentemente, para decantar a partir de las formas, ese mensaje intrínseco que lleva su obra.
Para la artista, la pintura encierra mucho más que texturas y color, fiel a sus indagaciones e investigaciones, define un camino, un concepto que va más allá de la forma representada. Cada mancha alude a una preocupación, cada pincelada a un pensamiento y es de esta manera como nos podemos internar en el mundo personal de Lucia Fonseca, un entorno donde la naturaleza en su forma abstracta se impone y define sus reglas, que el hombre con sus formas de vida trasgrede y la hiere dejando huellas imborrables. Grandes planos de color se entrecruzan entre sí, las manchas se yuxtaponen y crean formas que en armonía, hacen una gran composición, nutrida por una paleta de colores fuertes y desenfrenados, azules en diferentes gamas, que nos sumergen en las profundidades abisales de los océanos, marrones y ocres que nos evocan las riquezas de las entrañas de la tierra y verdes que nos internan en la profundidades de la selva. Cada uno de estos colores nos traslada a paisajes idílicos de nuestro planeta, a lugares que cada vez, son más remotos y que el hombre en su afán de desarrollo va destruyendo.
En esta, su última serie titulada “Universo en armonía” (2009 – 2010), la artista enfatiza en lo que ha sido su mensaje de contenido ecológico, que ha desarrollado magistralmente en series anteriores como “Ecología” (1995) y “Los recursos del Planeta” (2005). Pero llama inquietantemente la atención como la pintura de Lucia Fonseca no se centra en la destrucción y depredación de nuestros recursos, sino por el contrario en la belleza sublime que coexiste, a la par con el deterioro.
La artista, siempre fiel a la preocupación de ese mundo que dejaremos a las generaciones futuras, se centra en toda esa belleza que el planeta, a través del paisaje se empeña en ofrecernos, es aquí, donde la artista ubica su centro de atención y que luego a través del oleo y el lienzo nos lo presenta en pinturas de ricas texturas, vivas gamas de color y sutiles estarcidos, que nos muestran otra faceta del universo, el universo de Lucia Fonseca, que se mantiene en permanente armonía, para recordarnos que hemos perdido mucho, pero también hay mucho por disfrutar y conservar.
Javier Mejia / Curador