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 Boletín 003-23

Temporada de exposiciones

‘Tiempo, espacio y memoria’ es la exhibición del gran maestro del arte colombiano, que llega al Museo Bolivariano de Arte Contemporáneo Quinta de San Pedro Alejandrino.

El esplendor y la destreza del Maestro David Manzur se ve reflejada en las formas figurativas, virtualmente volumétricas de sus obras, que llegan a las salas del Museo Bolivariano de Arte Contemporáneo-Quinta de San Pedro Alejandrino en Santa Marta.

La sala Alejandro Obregón recibe la exposición ‘Tiempo, espacio y memoria’ integrada por 33 obras del más grande estirpe de pintores figurativos de Colombia, esta muestra pretende mostrar ese resplandor propio de Manzur, sus preocupaciones religiosas, metafísicas plasmadas en el lienzo y su facilidad de romper las reglas canónicas de la creación artístico- plástica.

Este miércoles 15 de febrero desde las 7 de la noche se da apertura a esta exhibición con ingreso gratuito, que tendrá como apoyo un recorrido guiado el jueves 16 desde las 3 de la tarde, siendo uno de los aliados de esta iniciativa el Museo del Tolima y Duque Arango Galería.

Para David Manzur el dibujo es la esencia del pensamiento y es precisamente su maestría y excelencia en el dibujo, la estructura básica de su trabajo. Las fuentes nutrientes de su genio, han sido muchas y variadas, derivando en una obra de significados múltiples que contiene la historia universal del arte.

Con su obra entrega al espectador y a la historia del arte de América Latina, la grandeza del compromiso del hombre con su vida, con su arte y con este continente, en especial con su Colombia natal, siempre cuna de sus raíces. Su vasta cultura y compleja personalidad hacen de él uno de los más completos artistas plásticos creadores de Hispanoamérica.

En sus propuestas deja conocer el trasfondo del hombre culto, sólido en sus conocimientos y en sus experiencias existenciales, así como es consciente de las herramientas que utiliza para arquitecturar la compleja composición de cada obra. Son escenas de teatro, donde los personajes narran su propia historia, la de todos los seres humanos, historia vital auténtica que se expresa dentro de un universalismo figurativo en contraposición a un universalismo constructivista.

Analizar la obra de David Manzur, es una tarea de descubrimientos e indagaciones que implican encontrar particularidades exigentes en varios niveles de significados, asociados a las visiones del artista, y definitivamente, a un amplísimo arco de intereses personales y profesionales; de preocupaciones presentes en un universo por él imaginado vertido sobre lienzos y papeles.

Sus temas escapan a un tiempo cronológico para pasar al territorio de un tiempo abstracto que se sumerge en pasados y futuros para transformarse en figuraciones de presentes posibles en la esencia y el ser de la pintura; a la vez de figuraciones intimistas, de tesis y antítesis: soledad-plenitud, tristeza-alegría, fantasía-realidad, fortaleza-fragilidad, libertad-enclaustramiento, de naturaleza enigmática y espíritu trascendente, de una realidad de arte y humana en triple acción: lo personal, lo ético y lo estético.

Cada obra de Manzur, con su propio resplandor, rompe con las reglas canónicas de la creación artístico-plástica, siendo la más importante el establecimiento de un ciclo abierto de comunicación entre ellas, al mismo tiempo que a cada una le corresponde su espacio propio e individual, pero al analizarlas en proceso de creación, este ciclo comunicante la convierten en un colectivo, esto es, en un ente único de propuesta visual de formidable cualidad estética formalista.