Precursor del arte abstracto en América Latina
El Maestro Armando Villegas, gran gestor e impulsor del Museo Bolivariano de Arte Contemporáneo Quinta de San Pedro Alejandrino murió este domingo 29 de diciembre en Bogotá.
Considerado en América Latina como uno de los precursores de la abstracción, junto con artistas como Fernando de Szyszlo, en Perú, y en Colombia con Marco Ospina, Eduardo Ramírez Villamizar, y Edgar Negret.
Conmovido por la solemnidad del paisaje de San Pedro Alejandrino visualizó la posibilidad de rendirle un homenaje al Libertador Simón Bolívar, justo en el lugar en donde dejara de existir; convirtiéndose así en gestor, fundador, y primer director de un museo con la participación de lo más representativo y selecto de la plástica de los países Bolivarianos, hoy Museo de Arte Contemporáneo Bolivariano de Santa Marta, Colombia, actualmente dirigido por la Licenciada Zarita Abelló de Bonilla, desde hace 27 años.
Armando Villegas: pintor peruano-colombiano nacido en 1926 en Pomabamba, Ancash, Perú, realizó sus estudios primarios y secundarios en el Colegio Nacional Guadalupe en Lima y en 1950 recibió de la Escuela Nacional de Bellas Artes del Perú el título de profesor de dibujo y pintura.
En diciembre de 1951, llegó a Bogotá, para ingresar en 1952 como becado a la Escuela de Bellas Artes de la Universidad Nacional de Colombia, donde realizó un Postgrado en pintura mural, con el pintor muralista Ignacio Gómez Jaramillo y se radicó definitivamente en Colombia.
En 1953 regresó de la Universidad Nacional de Colombia, con grado de Maestro en Pintura mural. Durante los años de estudios en Bellas Artes, colaboró con la Galería de Arte El Callejón de Bogotá, en donde se vincularía con los más sobresalientes miembros de la sociedad, lo más selecto de los intelectuales, políticos, y artistas jóvenes de la capital de aquel entonces.
En esa misma galería en 1954 presentó su primera muestra individual profesional, inaugurada por el escritor Gabriel García Márquez, quien premonitoriamente dijo: “Tengo la satisfactoria impresión, de estar asistiendo al principio de una obra pictórica asombrosa”. Desde ese entonces su actividad artística ha sido permanente así como su actividad docente, y su reconocimiento como trabajador e investigador incansable, abarcando distintos campos expresivos”.
Su gran aporte a esta conducta se debe a haber sido durante las décadas de 1950 y 1960, con la tendencia abstracta alternó en certámenes internacionales representando a Colombia al lado de artistas como Alejandro Obregón, Fernando Botero, Guillermo Wiedeman, Enrique Grau, y Eduardo Ramírez Villamizar. Esta élite representa históricamente en sentido paradigmático el nacimiento del Arte Moderno en Colombia. En 1957 fue contratado por la Gobernación de Antioquia en Medellín (Colombia), para dictar un taller de Arte sugerido por el entonces Secretario de Educación Leonel Estrada.
Permaneció cerca de un año en Antioquía. Con su actividad motivó a la generación de jóvenes artistas de esa región, y con su versatilidad creadora contagió e influyó a los jóvenes hacia el campo de la investigación en el arte, utilizando distintos medios materiales no tradicionales.
Es así como su aporte fue definitivo para la formación del movimiento vanguardista de artistas antioqueños. En 1958 viajó a Washington invitado por José Gómez Sicre, entonces director de la Sala de exposiciones de la Unión Panamericana para exponer allí; siendo éste su primer contacto con los Estados Unidos, y en donde tuvo la oportunidad de relacionarse con artistas de su generación como José Luis Cuevas, Rodolfo Abularach, y otros artistas latinoamericanos del momento.
Es reconocido en Colombia también como el único exponente del Realismo Fantástico en las artes plásticas, género que cultivó por más de dos décadas, después de haber dejado la abstracción al principio de la década de 1970.
En 1973 viaja a República Dominicana como promotor artesanal encargado por la O.E.A. ya que en Colombia había sido pionero en la artesanía artística. Se vincula a los medios culturales Dominicanos, y es justo allí, inspirado por el contacto directo de su espíritu Andino con la atmósfera del Caribe, en dónde empieza a gestar aquellos personajes de su iconografía fantástica, los cuales han prevalecido hasta hoy grabados como una impronta en el inconciente colectivo nacional e internacional.
En 1977 viajó a México en donde tuvo la oportunidad de conocer e intercambiar conceptos con el maestro Rufino Tamayo. Así mismo mantuvo una estrecha amistad, y un permanente diálogo con el maestro ecuatoriano Oswaldo Guayasamín, entre otros. Simultáneamente con esta tendencia figurativa no dejó de explorar otros campos como el collage, las construcciones en distintos materiales y reciclajes, los ensamblajes, las esculturas blandas y en bronce. Los cuales gravitaron en su totalidad en los distintos compromisos que el artista ha tenido para exponer tanto a nivel nacional como internacional.
Se destacan especialmente exposiciones en la Feria Internacional de Basilea (Suiza) en 1984, Seúl (Corea del Sur) invitado por la Universidad de Dankook como la primera muestra individual que realizaba un artista suramericano como exponente del Realismo Fantástico en las artes plásticas, Tokio, y Nueva York entre otras.
En 1986 en Santa Marta impulso, gestó y motivó la creación del Museo Bolivariano de Arte Contemporáneo Quinta de San Pedro Alejandrino, gracias a su iniciativa nació este Museo, que abrió sus puertas un 24 de julio hace 27 años.
Con el beneplácito y apoyo del Presidente de la República de ese entonces, Belisario Betancur, además de las autoridades regionales y locales, nació el Museo al interior de la Hacienda San Pedro Alejandrino, última morada del gran héroe nacional. Cuya idea de Armando Villegas nace de la intención de hacer realidad a través del arte, el sueño de integración de los países bolivarianos, como tributo al Libertador Simón Bolívar.
Actualmente, el Museo Bolivariano de Arte Contemporáneo Quinta de San Pedro Alejandrino cuenta con una muestra que supera las 200 obras, el Museo desde su fundación ha venido consolidando una colección de arte contemporáneo bastante heterogénea, que configura de manera parcial el mapa cultural de América Latina desde la primera mitad del siglo XX hasta nuestros días. La Colección Permanente reúne obras de artistas destacados de los países bolivarianos y otros países de América Latina con una importante muestra de pintura, escultura, grabado, dibujo, ensamblaje, acuarela, collage, instalación, fotografía y video-arte.
En cada una de sus salas el Museo Bolivariano de Arte Contemporáneo, lleva el nombre en homenaje a los grandes artistas de nuestro país como son Alejandro Obregón, Enrique Grau, Hernando Del Villar, Jorge Elías Triana y Armando Villegas, su gestor.
En 1993, Armando Villegas recibió la nacionalidad colombiana de manos del entonces Presidente de Colombia, César Gaviria. Pocos días después de su nacionalización, viajó a Cali para presentar su última exposición personal.
A pesar de su larga residencia en Colombia, donde se nacionalizó, nunca olvida de su origen peruano. Varias veces viajaba al Perú a presentar sus exposiciones individuales. En Bogotá trabajó como agregado cultural de la Embajada del Perú en Colombia.
En el nuevo milenio, a partir del año 2002, decidió abrir un espacio simultáneo a su obra de la figuración, y retoma la abstracción que practicara durante los inicios de su carrera, de los años 1950 a1971.
Esta vez su obra tiene un espíritu muy juvenil y maduro a la vez, desde el punto de vista creativo, demostrando en sus obras resultados certeros, y como no, siempre sustentados en sus raíces precolombinas ahora con mucha más fuerza y seguridad, utilizando para ello distintos recursos materiales y técnicos acordes con el tiempo histórico en que vive, y argumentado en más de medio siglo de estudio, experiencia y búsqueda ininterrumpida.
Una de las grandes virtudes de Villegas, fue la de ser prolífico, y que su obra fue siempre controversial por su espíritu creativo para imponer distintas variantes, y así crear durante toda su trayectoria, una gama de posibilidades que debe tener el artista para demostrar su amplio horizonte en el campo de la creación. Su verdad es que el artista permanentemente debe estar en la búsqueda de distintas posibilidades para recrear su imaginación.
Con los pies siempre puestos en el terruño, con los ojos y la mentalidad abierta para percibir todos los influjos que vienen, inmerso en esas raíces profundas que son la sustentación para quien siempre está activo en el campo de la generación de hechos pictóricos permanentemente identificados con su origen, y así testimoniar su identidad en el mundo.
Su estudio en Bogotá, como lo definió él mismo, fue un laboratorio de inquietudes que hicieron volar la imaginación. Armando Villegas, recibió notables distinciones por sus aportes a la cultura latinoamericana, y sus obras se encuentran en varias colecciones particulares, y en museos nacionales e internacionales tales como los de: Israel, Suecia, Argentina, Brasil, Caracas, México, Nueva York, Washington, La Unión Panamericana, el Instituto de Arte de Chicago, y el Instituto de Arte Contemporáneo de Lima, Perú.