Estética de la figura humana y el erotismo
Es el reconocimiento a la obra de este artista bogotano durante el Trigésimo Aniversario del Museo Bolivariano de Arte Contemporáneo Quinta de San Pedro Alejandrino de Santa Marta.
La exposición del Trigésimo Aniversario del Museo Bolivariano de Arte Contemporáneo Quinta de San Pedro Alejandrino es un reconocimiento al Maestro Luis Caballero (1943-1995), cuya estética se basa en la figura humana y su erotismo, dándole forma a cada obra, con exquisitos trazos.
Es un homenaje a su sobresaliente producción, así se refiere la Directora del Museo, Licenciada Zarita Abelló de Bonilla a la muestra conmemorativa de los 30 años, cuya exposición se inaugura el jueves 15 de septiembre en las salas del Museo y se prolongará hasta enero de 2017.
Fue considerado por la Crítica de Arte, Marta Traba en los años setenta como “ … la figura más poderosa del arte nacional joven”, en ese entonces la experta se refería al artista: “Luis Caballero, fue el alumno silencioso y devorado por la timidez; tironeado entre la herencia de una familia de filósofos ironistas y su propia errática fragilidad personal, era preciso que descubriera el erotismo como camino y meta; como la forma ambigua que más convenía a sus dolorosas indecisiones, espoleadas, además, por un enorme talento”.
A su turno el Curador, Eduardo Serrano sobre su obra se refiere enfáticamente: “Caballero hizo del dibujo un lenguaje personal y conmovedor; certeramente expresivo de su voluptuosa visión del mundo, y de su lúcida noción del arte”; de ahí que aún hoy la obra de Luis Caballero continué siendo un referente. Al respecto, Elkin Rubiano en 2014 expresó que “… la carga de Caballero está puesta en la desnudez… Y la desnudez, desde luego, no es la ausencia de ropa.”
“Me apasiona pintar.”
Luis Caballero (1943-1995).
“Me apasiona pintar. Tratar de buscar ese punto de equilibrio perfecto en que una idea se hace forma”, de esta manera se refería el artista colombiano sobre su cercanía a la pintura. Durante la exposición que hiciera en 1990 para la Galería Garcés Velásquez manifestaba en su catálogo de exhibición que “… hay que intentar hacer “el gran arte”. Una gran obra. En general, el arte contemporáneo peca por falta de ambición”.
Afirmaba que en plástica, hacer una obra es crear una imagen necesaria. Lo demás es decoración. “En mi caso, esa ‘imagen necesaria’ que busco ha sido siempre la misma. No el mismo cuadro, sino la misma imagen: la belleza del cuerpo del hombre, la tensión entre los cuerpos, su relación de deseo o de rechazo, su necesidad de unión. He intentado hacerla de muchas maneras -realista, expresionista, formalista-, perdiéndome cuando olvidaba que esas maneras eran sólo caminos. Esta vez intento una vez más crear esa imagen necesaria. Intento hacerla real, y más aún, sagrada”.
Luis Caballero mostraba su claro gusto sobre el dibujo, técnica que le permitía ser menos realista y a la vez más real, más directo y a la vez más simbólico -porque el dibujo ya es en sí una abstracción-. “Me permite mostrar sin relatar, evitando que la escena pintada sea simplemente anecdótica. No se trata de representar la idea, o la imagen, sino de convertirla en una realidad pictórica”.
De esta forma, explica la Curadora del Museo Bolivariano de Arte Contemporáneo, Stefannia Doria Rincón que conmemorar 30 años junto a la obra del Maestro Luis caballero, es hacerle un homenaje a la anatomía, a la fuerza del cuerpo que zigzaguea entre la vida y la muerte a través de dibujos o pinturas. “Una producción que nos crea puentes entre el ideal del Renacimiento y ese impulso intimista de hacer que el espectador pase de la contemplación a la sensación de un erotismo sofisticado, sutilmente agresivo que lo convirtió en un referente no solo dentro del lenguaje artístico colombiano en cuanto a figuración se refiere, sino en el reflejo de esa ruda transición del siglo XX al siglo XXI en Colombia”.
La exposición de aniversario y los actos conmemorativos de los 30 años integran la programación general del Museo Bolivariano de Arte Contemporáneo, que cuenta con el apoyo del Ministerio de Cultura – Programa Nacional de Concertación Cultural y la Alcaldía Distrital de Santa Marta.
Luis Caballero visto por el galerista Albert Loeb.
El galerista de Caballero en París, Albert Loeb conocía detalle a detalle sobre el impacto de la obra de Luis Caballero. Desde mediados de los setenta, promotor entonces de pintores y escultores jóvenes. Actualmente coleccionista y difusor de arte primitivo africano. Para la presentación del catálogo de la exposición en septiembre de 1996 en la Galería Albert Loeb explicaba la huella dejada por el artista Luis Caballero.
Luis Caballero nació en un país latino, profundamente religioso, violento y fanático. Proveniente de una familia destacada, con un padre escritor, diplomático en Madrid y en París, Luis se nutrió en su infancia y adolescencia de la cultura española y francesa. Cuando tenía diez años su padre los llevaba a su hermano y a él al Museo del Prado a copiar a Velázquez, y desde niño se sintió atraído por las pinturas de las iglesias.
Cuando decide instalarse en París en 1968, su pintura –según los cánones de la época- es desde luego moderna. A los 25 años es fuertemente influenciado por Bacon, Matta, de Kooning, y por el pop art y sus representantes David Hockney y Allen Jones.
Insatisfecho ante la obra de los artistas que venera –Miguel Ángel, Rubens, Rembrandt, los venecianos, Velázquez, Géricault – Luis comprende que lo humano es lo único esencial y que da al arte un sentido, inclusive una razón de ser.
Por lo tanto el lenguaje purista de la forma no le basta para expresar su percepción y ahí es cuando radicalmente cuestiona su pintura. Se dedica a estudiar anatomía y perspectiva y a dibujar del natural. El cuerpo masculino se convierte, hasta la obsesión, en su único tema: un cuerpo deseado más jamás apropiado sino por el dibujo o por la pintura.
Este trabajo, unido a un gran talento, le permite en algunos años expresar con fuerza y armonía, su fascinación por los cuerpos enlazados, apasionados, agresivos, agredidos. Y mientras más se empeña en seguir por este camino, más se libera de un arte contemporáneo, de “el arte por el arte”, el cual se constituye en un fin en sí mismo.
En 1977, con motivo de su primera exposición en la Galería Jade en Colmar (Francia), volvió a ver la obra maestra de Matías Grünewald, el retablo de Issenheim.
En esos paneles que representan la Crucifixión se encuentra el realismo del cuerpo de Cristo en la cruz, maltratado, cadavérico; la Virgen, de una palidez extrema, los labios violáceos, en lágrimas, sostenida por San Juan Bautista; y más cerca de la cruz, María Magdalena, de rodillas, enloquecidos de dolor. Esta visión exacerbada del sufrimiento humano impresionó a Luis profundamente.
Grünewald le aportó la gran prueba, el modelo extremo con el cual el artista pudo comunicar al espectador la violencia de su emoción. Sensible al sufrimiento, Luis queda hondamente inspirado, inspirado por una violencia que él erotiza. Violencia y goce se unen: la violencia de los retozos amorosos, la violencia del crimen, de la sangre que corre, la violencia que hay en cada uno de nosotros.
Para él, en cada gesto el hombre es un objeto de belleza. Dibuja a sus modelos hasta tarde en la noche. La emoción ante esos cuerpos –a veces un simple pie, una mano, un hombro- enriquece su mirada y hace nacer tantos dibujos, tantos cuadros, todos sobre el mismo tema, y todos distintos.
Convencido del camino que ha seguido deja de preocuparse por entrar a la historia. Su única ambición es profundizar y perfeccionar su obra.
Luis nos dejó una obra inconclusa. Sus últimos cuadros, los que pudo terminar antes de que la enfermedad lo privara con crueldad de las facultades físicas para pintar eran, según él mismo, los más maduros, los más logrados. Su paleta declinaba entonces en infinitas sutilezas, los negros, los grises y los blancos. Era quizás una premonición de la noche en que iba a hundirse cuatro años más tarde.
La jornada.
Durante todo el día los visitantes serán recibidos por dos guías, quienes representarán al Libertador Simón Bolívar y a Manuelita Saenz, quienes compartirán la guía, además de contarle la historia sobre la Quinta de San Pedro Alejandrino.
La programación contempla ‘Evocando la historia’, así se ha denominado la exposición fotográfica que se exhibirá en el sector de la Bagacera, a cargo de Luis Antonio Bonilla, quien al respecto comentó que se trata de un recuento de interesantes imágenes sobre cómo ha cambiado a través del tiempo la Quinta de San Pedro Alejandrino.
“Mostraremos desde el primer registro con la acuarela de Edward Marck, pasando por una serie de fotografías década por década; es un recorrido mágico de la trascendencia que tiene este sitio, inclusive tendremos hasta estampillas que hacen homenaje a la última morada del Libertador. Es una gran oportunidad para samarios, magdalenenses, turistas y visitantes en general, que disfruten este Día del Museo conociendo más sobre este lugar”.
A su turno, el Licenciado José Castillo Orozco, dijo que en lo que respecta a los recorridos por el Jardín Botánico se hará una guía especial para conocer el privilegio que tienen los samarios de tener un Jardín que trabaja por la conservación de las especies nativas. “Con los visitantes haremos recorridos especiales para que conozcan de manera amena nuestro Jardín Botánico”.
Uno de los atractivos de este Día Internacional de los Museos es la iniciativa de la Curadora la del Museo Bolivariano, Mg.M Stefannia Doria, quien explicó que la zona del sótano utilizada hace 400 años para conservar el ron de la Hacienda, será esta vez el escenario para proyectar una muestra del Video Arte Latinoamericano de principios del siglo XXI.
Dijo que el Video Arte es un movimiento que surgió en Alemania en los años 60´s, con artistas como son Wolf Vostell y Nam June Paik. “Como su nombre lo dice hace uso de diferentes técnicas de registro en video, con una intención estética y conceptual muy particular. A través de esta técnica el artista busca un lenguaje audiovisual que se conforma en la indagación de cualquier razón alternativa para sintetizar y articular códigos expresivos procedentes de diversos ámbitos del audiovisual. Por medio de esta técnica, se concentran diferentes aspectos que anteriormente eran desarrollados individualmente como: Tiempo y espacio, plástica y música, imagen y sonido, experimentación y comunicación”.
La celebración en el mundo.
Desde 1977, el ICOM organiza todos los años el Día internacional de los museos (DIM), una ocasión única para la comunidad museística internacional. Ese día, los museos que participan en el DIM presentan una problemática que concierne las instituciones culturales.
El Día Internacional de los museos representa igualmente una gran ocasión para los profesionales de los museos de conocer a su público y subrayar la importancia del rol de los museos.
Los museos son instituciones al servicio de la sociedad y su desarrollo y por lo tanto tienen un papel que desempeñar en ellas. El DIM reúne cada vez más museos en todo el mundo. En 2013, 35.000 museos participaron en el evento en 145 países de los 5 continentes.