La Hacienda Florida de San Pedro Alejandrino es un suelo enriquecido por las más grandes expresiones de la historia, el arte y la naturaleza, en este sacro lugar exhalo su último suspiro el más grande de los hijos de América, nuestro libertador Simón Bolívar.
La Quinta de San Pedro Alejandrino fue fundada el 2 de febrero de 1608 por el canónigo de la Catedral de Santa Marta Francisco de Godoy y Cortesía con el nombre de “La Florida San Pedro Alejandrino”; en memoria del mártir español Pedro Godoy.
Con el transcurrir del tiempo y la historia, la hacienda cambia 15 veces de propietarios; entre los cuales se destacan nobles apellidos como Mondragón, Orozco, Zubiría, De Mier entre otros. El 9 de enero de 1808 don Faustino de Mier y Theran compró la hacienda por $11.773 pesos oro, pero años más tarde le fue confiscada dicha propiedad por no colaborar con la causa patriota. A finales de la segunda década del siglo XIX, la hacienda fue adjudicada al hidalgo español Don Joaquín de Mier y Benítez, gran hombre de negocios, quien intensificó los cultivos de caña de azúcar para la producción de la panela, el ron y la miel. Al fallecer Don Joaquín de Mier en 1861, heredó la hacienda su hijo Manuel Julián de Mier, quien posteriormente el 2 de febrero de 1891 la vende al Departamento del Magdalena por la suma de $24.000 pesos oro, siendo gobernador el Doctor Ramón Goenaga. Y en 1891 es declarada Monumento Nacional Histórico.
Hoy en día es uno de los atractivos turísticos más importantes de la ciudad de Santa Marta y es administrada por la Fundación Museo Bolivariano de Arte Contemporáneo.
Todo en este sitio melancólico y victorioso, nos habla de las glorias del Libertador y de sus amarguras; todo evoca esa existencia prodigiosa que tuvo en los campos de batalla, los esplendores de la victoria y el brillo del santo sacrificio; siempre se recordará en su obra de estadista las luces del genio y de la máxima elocuencia; y a lo largo de sus luchas el anhelo supremo de idealismo desinteresado.
Las construcciones antiguas de la Quinta de San Pedro Alejandrino se encuentran pintadas de color amarillo ocre, entre ellas sobresale la Casa Principal; considerada como el sitio más importante de esta hacienda, pues en una de sus alcobas exhalo su último suspiro El Libertador Simón Bolívar. Alrededor de esta Casa Principal encontramos árboles centenarios, testigos silenciosos de una gloriosa historia: un Samán, una Ceiba y dos tamarindos. Estos últimos son los más mencionados por la tradición histórica porque en medio de ellos colocaron la hamaca del Libertador cuando llegó a la hacienda; estas especies de árboles, acompañada de la variada flora y fauna presentes en la hacienda, constituyen la colección viva del Jardín Botánico Quinta de San Pedro Alejandrino, el cual se extiende sobre la totalidad de su área, con especies de plantas pertenecientes al bosque seco tropical de la región Caribe.
En el Jardín Botánico encontramos diferentes colecciones de plantas entre las cuales podemos mencionar las cactáceas, palmetum, ornamental, xerofítica, y maderables entre otras.
En la parte central del jardín de la hacienda, hay una escultura pedestre del Libertador del Libertador en mármol de Carrrara que fue hecha en Italia por el profesor genovés Pedro Montarsolo Victorio; fue un regalo del Departamento del Magdalena y se instaló el 2 de febrero de 1891. Se ha de tener en cuenta que durante el tiempo el estilo en la escultura ha cambiado; por ejemplo la obra del Libertador de Pedro Montároslo pertenece al estilo neoclásico, y su temática estaba ligada a los procesos de luchas políticas y libertadoras como evento, referencia o testimonio de la época. Por otra parte en el Museo Bolivariano podemos hallar otros estilos escultóricos que corresponden a lo moderno y contemporáneo en el arte.
La casa principal tiene las siguientes dependencias; Capilla u Oratorio: En este lugar encontramos la imagen de San Pedro Alejandrino, fue traída de Cádiz (España) por el fundador de la hacienda Francisco de Godoy. También reposan en este oratorio los restos del médico que asistió al Libertador en sus últimos días, el francés Alejandro Próspero Reverend, quien nació en Falaise (Francia) en 1796. En el año de 1824 llegó a Santa Marta y fue nombrado Vicecónsul, murió en esta ciudad en 1880. Escribió el libro titulado: “La última enfermedad, los últimos momentos y los funerales de Simón Bolívar, donde narra en 33 boletines detalles de la corta estancia de El Libertador en Santa Marta, la atenciones de que fue objeto y las conversaciones sostenidas con el general en sus últimos y memorables días de vida.
En la Sala Principal de la Casa Quinta encontramos pinturas de los personajes de la historia de la hacienda: un óleo del Libertador, en el vemos la apariencia de Simón Bolívar para el año de 1812, esta obra es del artista español Ignacio Elizaran Txapartegi; también hay un carboncillo de Joaquín de Mier. De igual forma se conserva un óleo, copia de la acuarela del inglés Edward Mark; artista que en 1842 plasmó el ambiente campestre que tenía la hacienda a la llegada del Libertador Simón Bolívar en el año de 1830.
La Alcoba es el sagrado recinto donde murió el Padre de la Patria Simón Bolívar, el 17 de diciembre de 1830. En la actualidad se conserva el reloj que marca la 1h. 3’ 55’’ de la tarde, hora de su muerte, detenido en el tiempo por el general Mariano Montilla; la cama (catre de campaña) donde murió El Libertador. Hay además, un sillón de terciopelo rojo desde donde Bolívar dictó sus últimos legados el diez de diciembre de 1830, el Testamento y su Ultima Proclama, en esta última expresó:
Colombianos,
Habéis presenciado mis esfuerzos para plantear la libertad donde reinaba antes la tiranía. He trabajado con desinterés, abandonando mi fortuna y aun mi tranquilidad. Me separé del mando cuando me persuadí que desconfiabais de mi desprendimiento. Mis enemigos abusaron de vuestra credulidad y hollaron lo que me es más sagrado, mi reputación y mi amor a la libertad. He sido víctima de mis perseguidores, que me han conducido a las puertas del sepulcro. Yo los perdono.
Al desaparecer de en medio de vosotros, mi cariño me dice que debo hacer la manifestación de mis últimos deseos. No aspiro a otra gloria que a la consolidación de Colombia. Todos debéis trabajar por el bien inestimable de la Unión: los pueblos obedeciendo al actual gobierno para libertarse de la anarquía; los ministros del santuario dirigiendo sus oraciones al cielo; y los militares empleando su espada en defender las garantías sociales.
¡Colombianos! Mis últimos votos son por la felicidad de la patria. Si mi muerte contribuye para que cesen los partidos y se consolide la Unión, yo bajaré tranquilo al sepulcro.
Hacienda de San Pedro, en Santa Marta, a 10 de diciembre de 1830.
Ambos documentos fueron tomados por el Dr. José Catalino Noguera, notario de Santa Marta.
En una de las paredes de la alcoba donde muere El Libertador se conserva un óleo del artista colombiano Simón Celis, quien presenta al Libertador con un carácter fuerte, en posición erguida dotado de una marcada elegancia; este efecto es percibido a través del vestuario, el cual tiene un color negro que connota poderío, contrastando a su vez con el color blanco del pantalón y de los guantes; a ello se suman las aplicaciones en dorado que lleva la casaca del Libertador, demostrando un Bolívar dotado de autoridad. Estas mismas características las podemos encontrar en la obra iconográfica, realizada por José María Espinoza, quien es considerado como el retratista más fiel a la imagen del Libertador, él en sus obras retrató a Simón Bolívar con los brazos cruzados y con el cuerpo un poco girado utilizando esta composición como emblema de señorío y poder.
El Museo Bolivariano ubicado aquí, en la Quinta de San Pedro Alejandrino conserva también obras contemporáneas de tema bolivariano que rinden homenaje al Libertador Simón Bolívar, entre ellas la obra del Maestro Alejandro Obregón titulada “Don Simón en San Pedro Alejandrino”.
Hay una puerta lateral en la alcoba principal que nos conduce al Cuarto de Baño, en este lugar se conserva un bidé compuesto por un aguamanil de porcelana, las tazas sanitarias y una tina de mármol blanco italiano. El Médico Alejandro Prospero Reverend expresa en sus memorias que el Libertador recibía en este lugar un baño emoliente y tibio para su mejoría, los primeros días de su permanencia en la hacienda.
Continuo al cuarto de baño se encuentra la Sala Bolivariana, funcionó en esta dependencia la oficina de Don Joaquín de Mier, desde este espacio coordinaba las actividades de producción del ingenio que existió antiguamente en San Pedro Alejandrino. En esta sala encontramos objetos que pertenecieron al Libertador Simón Bolívar y recuerdos de su vida.
Se conserva una escultura yacente, que representa el momento en que fue velado el cuerpo del Libertador, tallada en mármol por el artista José Luís Rosero; la obra está basada en la mascarilla que le tomó el Dr. Reverend al Libertador cuando su cuerpo estuvo en cámara ardiente; la medalla que se encuentra en el pecho del Libertador fue regalada por George Washington hijo y simboliza la libertad, esta escultura está hecha a escala natural.
De igual forma se conservan dos pinturas de los padres de Simón Bolívar, María Concepción Palacios y Juan Vicente Bolívar.
Un daguerrotipo del matrimonio de Simón Bolívar con María Teresa Rodríguez del Toro ceremonia celebrada en Madrid, España el 26 de mayo de 1802.
Y una reproducción del árbol genealógico de la familia de Simón Bolívar.
Un cornio que perteneció al Libertador y un rizo del cabello de Bolívar que fue cortado una hora, cuarenta minutos después de su muerte por Francisco Miranda (Edecán de Bolívar).
Una réplica de la espada que fue obsequiada por el Perú al Libertador en 1825. Esta réplica fue donada por el Ministerio de Defensa de la República Bolivariana de Venezuela a la colección de la Quinta de San Pedro Alejandrino el 10 de enero de 1995.
Recién llegado Simón Bolívar a la hacienda, Don Joaquín de Mier conduce al Libertador a su humilde biblioteca, al ingresar a este recinto El Libertador sostiene una breve conversación donde le expresa: “Don Joaquín no es humilde su biblioteca usted atesora los más grandes escritos de la historia; se refería a las obras Gil Blas de Santillana y El Quijote de la Mancha.
En la Biblioteca se conservan muebles de la época, algunos contienen libros de autores franceses, ingleses, griegos, españoles e italianos; grandes obras clásicas del siglo XVII, como El Emilio y el Contrato Social de Juan Jacobo Russeau, la Historia General de las Indias de Francisco López de Gomara y La Biblia.
En este lugar se exhibe el pasaporte del médico Alejandro Prospero Reverend, documento utilizado para ingresar al país en el año de 1824.
La biblioteca tiene una puerta que nos conduce a la Sala de Fumar; antiguamente conocida como sala de costuras, acondicionada como sala para fumadores a la llegada del Libertador, pues el prócer no podía inhalar fuertes olores debido a su delicado estado de salud. El Dr. Alejandro Prospero Reverend escribe en sus memorias que uno de los amigos de Bolívar, el General José María Sardá se le presentó para hacerle una visita de despedida, Sardá después de haber saludado, tomó un asiento cerca de la hamaca en donde estaba acostado el Libertador, quien le dijo pausadamente:
– “General, aparte un poco su asiento”
Sardá se reculó algo.
– “Un poco más” así lo hizo.
– “Mas todavía repitió Bolívar” algo alterado.
Dijo entonces Sardá: – “Permítame S.E. que no creo haberme ensuciado”
– “No tal, es que usted hiede a diablos”
– “¿Cómo a diablos?”
– “Quiero decir, a cachimba.”
Sardá que no se cortaba fácilmente, con voz socarrona dijo:
– “¡A! mi General, tiempo hubo en que V.E. no tenía tal repugnancia cuando doña Manuelita S…”
– “Si, otros tiempos eran, amigo mío”, contestó Bolívar, “ahora me hallo en una situación tan penosa, sin saber lo que es peor, cuando saldré de ella”.
Se conserva además en la sala de fumar una licorera con bordes
de oro, que perteneció a Don Joaquín de Mier.
En el Comedor,
hay una mesa de extensión, cuatro sillas cuyos fondos son tejidos en palma de
iraca y parte de la vajilla en porcelana de sevres que perteneció a la familia
De Mier.
En la Cocina se
observa un horno de la época, las ollas en hierro fundido, un pilón y una
piedra que utilizaban para moler las especies.
Por alimentos el Medico Alejandro Prospero Reverend le
suministraba al Libertador las masas de sagú con vino, pollo y caldo. El Sagú
es una planta que se confunde fácilmente con las palmas, la harina de Sagú se
obtiene de sus troncos; y es comúnmente utilizada para la elaboración de
bebidas alimenticias.
La Repostería; era
el lugar donde se elaboraban panes y postres, se conservan el tinajero donde se
depositaba el agua para el consumo, está compuesto por dos filtros y dos
tinajas en barro.
Al fondo existe una ventana por donde se les suministraban los alimentos a los esclavos pues ellos no tenían acceso a la Casa Quinta. La esclavitud fue abolida en Colombia en 1851 por el Presidente José Hilario López.
En este espacio le fue practicada la necropsia al Libertador, por el doctor Alejandro Próspero Reverend horas después del fallecimiento del General. Bolívar murió de una tuberculosis pulmonar, y padecía igualmente otras afecciones como malaria y cirrosis.
En la caballeriza se encuentra el coche donde fue conducido el Libertador, el 6 de diciembre de 1830 por la tarde, desde la antigua Casa de la Aduana hasta la Quinta San Pedro Alejandrino. Es una Berlina, de construcción francesa y de origen alemán de finales
del siglo XVIII.
En el corredor oriental de la Casa Principal están las alcobas de huéspedes, que hoy día funcionan como salas temáticas así:
Sala del Centenario, en esta habitación se encuentran objetos utilizados el 17 de diciembre de 1930 fecha en que se conmemoró el Primer Centenario de la muerte de Bolívar. Se conservan monedas y cofres que contienen tierra de lugares donde estuvo el Libertador, fotografías, instrumentos musicales, un uniforme, medallas y una libreta militar; objetos de los miembros de la Guardia del Centenario de la muerte del Libertador; que estuvo integrada por un grupo de jóvenes pertenecientes a las familias más prestantes de la ciudad de Santa Marta, que voluntariamente se reunieron y recibieron una preparación militar por parte del coronel Antonio Tamayo, para rendir honores a Bolívar en el primer centenario de su muerte. La ceremonia fue presidida por el Dr. Enrique Olaya Herrera, Presidente de la República de Colombia.
Sala de la independencia, en esta sala se exponen pinturas al óleo y objetos relacionados con el periodo de Independencia.
El Periodo de Independencia: se genera a partir del conflicto que condujo a la emancipación de España, se desarrolló en Colombia entre 1810 y 1819. Se inició el 20 de julio en Santafé de Bogotá cuando un grupo de patriotas, utilizando como excusa la negación en términos ofensivos para los americanos del préstamo de un florero que se solicitó al español José González Llorente, iniciaron una revuelta que dio origen al “grito de independencia”. A raíz de este hecho, los criollos sustituyeron las autoridades existentes por juntas de gobierno. En esta época surgen dos corrientes ideológicas: el federalismo y el centralismo, que dieron origen a un enfrentamiento militar y permitió que los españoles, a cargo del pacificador Pablo Morillo, reconquistaran el territorio en 1814. Esta situación radicalizó el movimiento independentista y dio origen a la campaña libertadora comandada por Simón Bolívar que el 7 de agosto de 1819 con la “Batalla de Boyacá ” consolido la independencia absoluta.
En la parte lateral derecha de esta histórica hacienda se encuentra el conjunto de construcciones donde funcionó el viejo ingenio en el cual se procesaba la caña de azúcar para la elaboración de panela, miel y ron que era comercializada por la flotilla de barcos de Don Joaquín de Mier por todo el Caribe.
Estas construcciones datan del siglo XVIII y comprenden las siguientes edificaciones;
Bagacera, lugar destinado a almacenar el bagazo o desecho de la caña y a conservar la producción del ingenio.
El Trapiche, sin duda esta es una de las construcciones más singulares de la hacienda, se caracteriza por sus paredes sólidas de gruesos muros de contención y techo en forma cónica, el trapiche es el símbolo de la producción panelera, pues allí se molía la caña. En su parte lateral sur se localizan los hornos a donde llegaba el zumo de la caña a las pailas, directamente de los molinos del trapiche. En la parte posterior están los fondos que era el lugar donde le daban el punto de cocción a la miel para volverla panela.
La Destilería, aquí se destilaba en grandes calderas y alambiques la miel de la caña para obtener el ron caña.
Y por último el Sótano, esta dependencia subterránea a manera de cava, tenía como función guardar y conservar los barriles con el ron a fin de buscar un mejor añejamiento.
Frente al Altar de la Patria; está ubicado el Museo Bolivariano de Arte Contemporáneo; que exhibe una colección de arte latinoamericano contemporáneo. La idea de la creación de esta colección en la Quinta de San Pedro Alejandrino, surgió del artista Armando Villegas en el año de 1986 y contó con el apoyo del Presidente Belisario Betancur. Haciendo invocación de la Ordenanza No. 23 de Abril 27 de 1928, por medio de la cual se ofrece a cada uno de los países bolivarianos una parcela de tierra en San Pedro Alejandrino, para construir monumentos, y se inaugura la Colección de Arte Contemporáneo el 24 de julio de 1986, logrando a través del arte el sueño de unión y hermandad de Simón Bolívar.
La colección, recoge una muestra de la producción artística contemporánea de los países bolivarianos (Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú, Panamá y Venezuela), de pintura, escultura, y obra grafica en más de 190 obras de artistas destacados que se exhibe en tres salas permanentes. En sus salas de exposiciones temporales, se realizan exposiciones de artistas contemporáneos de la región, el país y Latinoamérica.
De la misma forma el museo propicia el fortalecimiento de la cultura de la región, realizando eventos culturales como: recitales de poesía, danza y presentaciones teatrales en el Teatro Joaquín de Mier y Benítez (1994), ubicado en sus instalaciones.
Por ser este museo, Bolivariano, no faltan los retratos de Simón Bolívar quien ha sido motivo de inspiración para muchos artistas, revelándonos a través de sus obras diferentes facetas del Libertador, como es el caso de Alejandro Obregón (1920 – 1992) quien con su óleo especialmente pintado para este museo en el año de 1986 “Don Simón en San Pedro Alejandrino”, retrata al Libertador en sus últimos días, haciendo una visión del General que no encontró salida a su laberinto y pasa a la eternidad y la gloria en San Pedro Alejandrino. También encontramos retratos de Bolívar realizados por los artistas JorgeElías Triana, Gustavo Zalamea, German Tessarollo, Alirio Palacios y Patricia Tavera, entre otros.
La colección de esculturas emplazada en los jardines del Museo y en el teatro al aire libre Joaquín de Mier y Benítez, está encabezada por una pieza de Eduardo Ramírez Villamizar (1923 – 2004), titulada “Caracol Caribe”. Seguida de la obra de Marina Núñez del Prado (n.1921), titulada Cóndor y el “Monumento a los caídos” de la artista Elma Pignalosa. En la parte exterior del museo y frente al Altar de la Patria encontramos la obra donada por la artista colombiana Lydia Azout titulada “Panel solar # 1”, escultura en hierro compuesta por tres piezas.
El Museo Bolivariano tiene también una colección de obra gráfica, fotografía, dibujo y acuarela que por motivos de conservación se exhiben temporalmente. La colección de acuarela surge del evento que cada tres años realiza el museo y se conoce como La Trienal internacional de la Acuarela, que invita a diferentes acuarelistas del mundo a mostrar su trabajo en las salas del museo.
Toda esta magnifica colección la podemos apreciar en las tres salas permanentes que se encuentran en el museo, que llevan por nombres: Sala Alejandro Obregón, Sala Armando Villegas y Sala Enrique Grau. Completan el conjunto del museo las salas de exposiciones temporales Hernando del Villar y la Galería Espacio Abierto.
Del plano a lo tridimensional este conjunto de obras son un muestrario de la diversidad presente en los artistas de América Latina.
Alfredo Guati-Rojo (México, 1918 – 2003), César Bertel (Cartagena, 1957) y José Hernández (Medellín, 1962 – 2009) con sus acuarelas muestras las posibilidades inagotables de esta técnica.
A su vez, el maestro Juan Manuel Cedeño (Panamá, 1914 – 1997), Eduardo Kingman (Ecuador, 1911 – 1997) y el pintor autodidacta Jorge Rocha (Bogotá, 1949) comparten preocupaciones sociales e históricas, como también Mauricio Mejía (El Salvador, 1956) y Edmundo Otoniel Mejía (El Salvador, 1950) en la generación de pintores autodenominados Wixnamickcin (vocablo náhuatl que significa compañeros) quienes desarrollaron una narrativa visual que entrecruzaba mitos y costumbres en su país de origen.
Con la calidad de sus obras, cinco artistas cubanos nos dan indicios sobre la continuidad generacional en el campo creativo o sobre la importancia que tiene la plástica en ese país: René Portocarrero (Cuba, 1912 – 1985), Roberto Fabelo (Cuba, 1951), Ángel Alfaro (Cuba, 1952), José Pruna (Cuba, 1965 – 2005) y Juan Carlos Rivero (Cuba, 1972).
La expresión figurativa de Alicia Viteri (Pasto, 1946) en grabado y, en técnica mixta, la levedad gestual de Consuelo Manrique (Bogotá, 1954) marcan el contraste entre estos dos registros sensibles o entre los lenguajes personales que los sustentan.
En escultura presentamos el simbolismo en mármol bruñido de Nelly Sarmiento (Colombia, 1924), o la tensión constructiva en piedra de granito de Benito Rosas (Perú, 1952), junto al bronce de Alicia Tafur (Colombia).
La presente muestra es un recorrido a saltos por la contemporaneidad en Colombia, con obras donadas principalmente por los artistas aquí representados. En este espacio conviven generaciones sucesivas en la contigüidad de opciones, oficios, técnicas o alcances conceptuales, que nos entregan diversidad de indicios sobre el acontecer creativo desde mediados del siglo XX a nuestros días.
Luis Alberto Acuña (Suáita, 1904 – 1994) y Gonzalo Ariza (Bogotá, 1912 – 1995) son dos notables antecesores de la generación de los modernos en Colombia. Estos luego aportarían –en los años 50- lenguajes y estilos personales autónomos, en ruptura con la tradición académica. Entre ellos: Alejandro Obregón (Barcelona, 1920 – Cartagena, 1992), Enrique Grau (Cartagena, 1920 – Bogotá, 2004), Edgar Negret (Popayán, 1920), Eduardo Ramírez Villamizar (Pamplona, 1923 – Bogotá, 2004), Juan Manuel Hernández (Bogotá, 1928), Omar Rayo (Roldadillo, 1928), David Manzur (Neira, 1929), Jorge Elías Triana (San Bernardo, 1921 – Cartagena, 1999), Alfonso Mateus (Bogotá, 1926).
La renovada importancia del dibujo, el grabado, el erotismo, la actualización del legado prehispánico, el pop-art, el conceptualismo, el interés político o el humor están presentes en los artistas que accedieron en la década del 60: Ángel Loochkartt (Barranquilla, 1933), Carlos Rojas (Facatativá, 1933 – Bogotá, 1997), Antonio Grass (Oiba, Santander 1937), Jorge Riveros (Ocaña, 1934), Santiago Cárdenas (Bogotá, 1937), Juan Cárdenas (Popayán, 1939), Alfredo Guerrero (Cartagena, 1936), Bernardo Salcedo (Bogotá, 1939 – 2007), Pedro Alcántara (Cali, 1942), Álvaro Barrios (Cartagena, 1945) y Umberto Giangrandi (Pontedera, Italia, 1943).
Con intereses técnicos y formales propios están luego: Fernell Franco (Versalles, 1942 – Cali, 2006), Hernando del Villar (Santa Marta, 1944 – Bogotá, 1989), Darío Morales (Cartagena, 1944 – París, 1988), Roberto Angulo (Cereté, 1946), John Castles (Barranquilla, 1946), Patricia Tavera (Bogotá, 1947), Gustavo Zalamea (Bogotá, 1951), Cristo Hoyos (Sahagún, 1952) y Mónika Herrán (Medellín, 1957)
Damos ingreso en la colección permanente a las obras de Margarita Gutiérrez (Bogotá, 1951), Bibiana Vélez (Cartagena, 1956) y Darío Ortiz (Ibagué, 1968), junto a la obra de Rafael GómezBarros (Santa Marta, 1972).
David Herskovitz: Indianápolis (EE. UU.) en 1925, pero arribó a Perú en la década de los sesenta, donde consolidó su trayectoria como gran artista expresionista. Este artista se caracteriza por transmitir una fuerza excéntrica en sus obras, con una paleta muy variada y una pincelada marcada que lleva a una especial narrativa de la época.
Ómar Rayo: Pintor, grabador y escultor nacido en Roldanillo, Valle del Cauca, Colombia en 1928, murió el 7 de junio de 2010.La obra de Rayo está dedicada a la figura geométrica sin ser abstracto. Es un artista geométrico-óptico, que ama los cuadrados, los rectángulos y las líneas en zig zag y se expresa con el blanco, el negro y el rojo.
Umberto Giangrandi: un italiano que se quedó en Colombia, fundó su taller de grabado en 1969, con una prensa mandada a hacer a la facultad de ingeniería de la Universidad de los Andes. Fue el pionero en la técnica del grabado en Colombia, que se dificultaba en esos años, entre otras cosas, por la ausencia en el país de los materiales adecuados. Sin embargo para esta ocasión hace una interpretación visual de una época.
Patricia Tavera: (Bogotá, 1947)
Es de la generación de los años ochenta de la cual que es una generación menos inclinada a creer en la virtud de las teorías y en la felicidad que debería resultar del crecimiento económico mundial. Es una generación escéptica que no se contenta con reiterar sus dudas. Una pintora como Patricia Tavera es muy representativa de su tiempo precisamente por haber dado un ejemplo de la recuperación de lo individual en el arte, algo que los movimientos dominantes de las dos últimas décadas habían puesto de lado por obediencia a las normas internacionales de circulación.
Rafael García Miró: Perú. plasma su propia vivencia, la cual, a su vez está inevitablemente ligada con el espacio y el tiempo a la cultura peruana.Su técnica refleja intensamente esta dualidad espíritu objeto, aproximando al espectador hasta lograr integrarlo con su obra. Rafael García Miró crea un lenguaje auténticamente original, que nos aproxima a la esencia definidora del hombre y el medio ambiental que lo rodea.
Carlos Cruz-Diez: es uno de los máximos representantes del op art a nivel mundial. Nació en Caracas, Venezuela, el 17 de agosto de 1923. Junto con Jesús Soto, Alejandro Otero y Juvenal Ravelo, conforma el movimiento cinético de Venezuela, que se desarrolló sobremanera a lo largo del siglo XX, hasta convertirse en uno de los más destacados de Hispanoamérica. Estudió en la escuela de Bellas Artes de Caracas, donde también fue profesor de Historia de Artes Aplicadas, y luego subdirector y profesor de pintura. Enseñó técnicas cinéticas en la Escuela Superior de Bellas Artes, en París.
Alicia Viteri: decide dejar su natal Pasto en 1965 y se traslada a Bogotá para adelantar sus estudios universitarios. Reconoce que encajó en un momento histórico y maravilloso de la Universidad de Los Andes, como quiera que Juan Antonio Roda era el Director de la escuela de Bellas Artes y a la vez profesor de pintura; Santiago Cárdenas fue su profesor de pintura y dibujo; Juan Cárdenas era su profesor de dibujo; Luis Caballero fue su profesor de dibujo; Olga de Amaral era la profesora de textiles; Umberto Giangrandi fue su profesor de gráfica; Galaor Carbonel fue su profesor de historia; Carlos Rojas y otros educadores y educadoras que han hecho historia en el arte Colombiano también le compartieron sus conocimientos. Su obra es muy conceptual y es el resultado del fuerte movimiento artístico que se dio en Colombia en los años 70’s.
Bibiana Vélez: artista cartagenera, radicada actualmente en España, que ha trabajado varios cuadros relacionados con el mar (ha vivido muy cerca de la playa de Crespo, en su ciudad natal), es de la corriente neo-expresionista de mediados de los años ochenta, presentando el espacio y el colorido fresco y alegre de su entorno Caribe.
Alfredo Guati Rojo: nació en Cuernavaca México el 1 de diciembre de 1918. estuvo bajo la tutela de un maestro de escuela primaria de arte que también pasó a ser un estudiante de la famosa Academia de San Carlos es el maestro Eduardo Solares.
Solares llegó a Cuernavaca para pintar un fresco nuevo en las paredes del Palacio de Cortés. El joven Guati Rojo ayudó a sentar las Tareas, las áreas que podrían ser pintado en un día de trabajo. Alfredo Guati Rojo recibió su maestría en artes plásticas de la Academia de San Carlos en 1940. Su formación abarca todas las artes, sino que tiende a la acuarela técnica que desarrollo plasmando la flora y fauna mexicana.
Bernardo Salcedo: Colombia. Fue un escultor y un artista conceptual. Asimismo trabajo técnicas de ensamblaje o collage que reventaba lo trillado y se expresaba una satirización de la realidad, a una crítica ácida.
Juan Manuel Cedeño. (Pintor). Nacido en la Villa de Los Santos el 28 de diciembre de 1915 y fallece en Panamá el 11 de abril de 1997. Realizó estudios de magisterio, pero se destacó como pintor. Considerado como uno de los más altos exponentes de la plástica del vecino país.
Álvaro Barrios: Artista conceptual y dibujante colombiano, nacido en Cartagena de Indias el 27 de octubre de 1945. Realizo la primera pieza de arte conceptual en Colombia. A partir de entonces su obra se ha caracterizado por el dibujo, el grabado, el collage y la fotografía, siguiendo con la tendencia de recrear tiras cómicas y obras de arte reconocidas, principalmente.
Alejandro Obregón: Su obra le da el nombre a la sala más Grande del Museo Bolivariano. Nacido en 1920, en la ciudad española de Barcelona, se trasladó con sus padres a los seis años en Barranquilla, Colombia. Gracias a él el expresionismo figurativo adquirió un gran auge en Colombia a partir de los años cincuenta. Alejandro Obregón, apodado por la crítica como el expositor del expresionismo romántico.
Olga Sinclair:Nace en Panamá. Sus estudios inician con su padre, el pintor Alfredo Sinclair. A los 14 años participa en una muestra colectiva de artistas reconocidos de su país. En 1976 comienza estudios en la Escuela de Artes Aplicadas y Oficios Artísticos de Madrid y recibe tres años de instrucción de dibujo clásico. En su obra ha pasado de la figura a la abstracción, de regreso a la figura con carácter histórico y de vuelta a la experimentación con el espacio pictórico.
Ángel Alfaro: egresado de la Escuela Nacional de Arte de la Habana, Cuba. Ha tenido 15 exposiciones individuales y más de 15 colectivas, en países como México, Rusia, Francia, Alemania, Polonia, Hungría, India, entre otros.A lo largo de su carrera, ha reflexionado sobre diversos temas, desde la situación de su país, hasta la relación del ser humano con el erotismo, el paisaje y la religión, a través de la pintura, la instalación y principalmente el dibujo.
Santiago Cárdenas: (1937), Colombia. Hiperrealista, los objetos se plasman con la total nitidez de un estilo hiperrealista, casi fotográfico. Son recuerdos de una presencia: la del hombre alienado. Su visión actúa como un espejo deformante se mantiene en una constante búsqueda de sus propios caminos de expresión. Por un lado contempla el éxito de la Escuela de Nueva York con su Arte auténticamente americano a través de la Abstracción y la gestualidad. Por otro, el Pop que recupera la figuración para criticar la sociedad de consumo. También la pintura histórica europea le interesa.
Jorge E. Rocha: Bogotá. Pintor, desarrollo en sus obras lo Abstracto, Figura Humana, Figura en sí.
Pedro Alcántara: pintor vallecaucano (Cali, 1942), En su obra mostro su compromiso con la identidad latinoamericana y su trayectoria política –que lo llevaría al exilio en 1989–. Todo su trabajo ha sido producto de la conjunción entre lo precolombino, lo europeo y el cosmos escultórico africano. Rescato aquellas tradiciones pictóricas del mundo renacentista mediterráneo.
René Portocarrero: pintor cubano. Es en la actualidad considerado una de las figuras más destacadas de la plástica cubana y uno de los principales artistas del siglo XX en Cuba. Sus temas pictóricos están a menudo relacionados con la tradición afrocubana, abordada desde una perspectiva poética. Su estilo, caracterizado por un vibrante colorido, ha sido considerado de raíz barroca. Sus obras se encuentran en los museos más prestigiosos del mundo, pues figura entre los pintores más afamados de Cuba por la riqueza inagotable de su creación. Realizó más de 20 exposiciones personales y 60 colectivas.
María de la Paz Jaramillo: Pintora y escultora colombiana, nació en Manizales, Colombia, estudió Bellas Artes en la Universidad de Los Andes, de Bogotá, y en el Chelsea School of Art en Inglaterra. Su arte es apreciado alrededor del mundo, participó con éxito en varias ocasiones en el Salón Nacional de Artistas de Colombia. Su propuesta combina grabado, pintura, escultura y objeto como forma de subvertir los códigos de la cultura en una constante búsqueda de la libertad desde una perspectiva femenina que expresa el deseo, el placer y el desafío ante la historia y la religión con escenas sensuales y colores incandescentes.
Eduardo Kingman: Loja, Ecuador, 1913. Estudió con en la Escuela de Bellas Artes, en Quito. Otros estudios lo llevaron a Venezuela, Perú, Bolivia y finalmente a San Francisco Art Institute, de California (1945-1946). Su carrera comenzó como pintor expresionista por sus ideas político-sociales. El tema del dolor y maltrato indígena, ocupará en gran parte la tendencia de este artista. Se hizo célebre por las grandes y poderosas manos de sus personajes, símbolo desasosegado de fuerza. El tema de las manos, se repite en casi todos sus cuadros, esto le ha ganado la reputación de ser “el pintor de las manos”.
Roberto Fabelo, Cuba, 1950. Pintor, dibujante e ilustrador cubano que ha consumado cuarenta exposiciones personales y ha participado aproximadamente en unas 500 exposiciones colectivas en más de 20 países. Estudió en Academia de Artes Plásticas San Alejandro y en el Instituto Superior de Arte de La Habana. Impartió clases en tres niveles de educación en Cuba. Fue parte del tribunal en diversos concursos nacionales e internacionales, y es meritorio su trabajo como ilustrador de libros.
Ángel Loochkartt: es un importante artista colombiano nacido en Barranquilla en 1933. Realizó sus estudios de Bellas Artes en Roma donde aprendió las exigentes técnicas de mural, pintura de caballete y grabado. Su extraordinario colorido, sus ángeles eróticos de gran formato, las figuras referentes al Carnaval de Barranquilla, y una búsqueda exhaustiva en los rostros de la realidad que a veces lo acercan al universo de Goya.
Alfredo Sinclair: Panamá. Su obra reúne, sin que se disturben mutuamente, la tradición y la modernidad. Su pintura es vital, enérgica, que comprende en su mirada la simplicidad y la complejidad de las cosas y que se deleita en descubrir los aspectos no dichos, no declarados, inverosímiles, del objeto. Frente a la realidad, Alfredo Sinclair nos asombra con detalles hasta ahora no presentados como parte de ella.
Jorge Adrian Pruna: Cuba (1965-2005).La pintura de Pruna establece una visión diferente de la naturaleza muerta –lo mismo frutas de ensalada que flores, hojas u pedazos de diario y objetos del hogar-, donde el paso del tiempo, los procesos orgánicos y la mezcla de lo natural con lo industrial sitúan a la creación sobre una superficie estremecida. Su mundo afincado en la cotidianidad cubana refleja su fascinación por el detalle como portador de una declaración trascendente.
José Hernández: Colombia. Se graduó del Instituto de Bellas Artes con el título de Maestro en Artes Plásticas en 1982. Simultáneamente asistió a la escuela de arquitectura de la Universidad Pontificia Bolivariana de donde se graduó con el titulo de Arquitecto Urbanista en 1984.su arte es un compromiso de evolución personal, consigo mismo y con la sociedad, el cual se ha podido apreciar en más de cuarenta (40) exposiciones individuales y en otro tanto de exposiciones colectivas en Colombia, Chile, México, Costa Rica, Panamá, Honduras, Estados Unidos, España, Suiza, Italia, Emiratos Árabes.
Juan Carlos Rivero: La Habana, Cuba 1988 – 1991 Nivel Medio en Artes Plásticas –Escuela Provincial de Artes Plásticas – Santiago de Cuba / 1984 – 1988 Nivel Elemental en Artes Plásticas – Escuela Vocacional de Artes Plásticas – Guantánamo, Cuba. Acreedor a una beca de estudios en 2001 en la Escuela de Bellas Artes de Paris – Francia, de 1991 a 1996 Licenciatura de Artes Plásticas especialidad en Grabado – Instituto Superior de Arte, I.S.A. Hace parte de las nuevas generaciones de dibujantes e ilustradores cubanos.
En honor al artista cartagenero Enrique Grau, en esta sala el visitante podrá apreciar algunas obras representativas de las vanguardias latinoamericanas que van del cinetismo y arte óptico (Carlos Cruz Diez y Omar Rayo), hasta el arte conceptual (Bernardo Salcedo y Ana Mercedes Hoyos).
En medio de la imponente producción artística que se generó al interior de Colombia, aparece el arte del Caribe como una nueva interpretación a la cultura y a los paisajes que integran esta amplia Región del país.
La ubicación geográfica de la región le permitió que fuera la puerta de entrada a diferentes culturas, que se mezclaron con las etnias locales haciendo de este espacio un punto unión de conceptos, reflejando como el ser Caribe es un prisma de texturas y contrastes, que sugieren la importancia de los sentidos y un imponente colorido.
De esta forma, se puede recorrer la región brevemente a través de esta selección de artistas. Por una parte nos encontramos con ese interés por la flora, tema ineludible ya que es el paisaje que va dando pautas para la vida del Caribe.
Por otro lado, la figura humana y esa exploración del cuerpo surgen del proceso de formación en escuela de los artistas, pero también de esa corporalidad caribeña. Finalmente, se da a conocer una transición en la que aparece el interés por lo rural y lo tradicional visto a través de los ojos de lo contemporáneo.
De la misma forma el museo propicia el fortalecimiento de la cultura de la región, realizando eventos culturales como: recitales de poesía, danza y presentaciones teatrales en el Teatro Joaquín de Mier y Benítez, ubicado en sus instalaciones.
La colección de esculturas emplazada en los jardines del Museo y en el teatro al aire libre Joaquín de Mier y Benítez, está encabezada por una pieza de Eduardo Ramírez Villamizar (1923 – 2004), titulada “Caracol Caribe”. Seguida de la obra de Marina Núñez del Prado (n.1921), titulada Cóndor y el “Monumento a los caídos” de la artista Elma Pignalosa. En la parte exterior del museo y frente al Altar de la Patria encontramos la obra donada por la artista colombiana Lydia Azout titulada “Panel solar # 1”, escultura en hierro compuesta por tres piezas.
Alrededor de la Casa Principal encontramos árboles centenarios: un Samán, una Ceiba y dos tamarindos. Estos últimos son los más mencionados por la tradición histórica porque en medio de ellos colocaron la hamaca del Libertador cuando llegó a la hacienda; estas especies de árboles, acompañada de la variada flora y fauna presentes en la hacienda, constituyen la colección viva del Jardín Botánico Quinta de San Pedro Alejandrino, el cual se extiende sobre la totalidad de su área, con especies de plantas pertenecientes al bosque seco tropical de nuestra región.
En el Jardín Botánico encontramos diferentes colecciones de plantas entre las cuales podemos mencionar las cactáceas, palmetum, ornamental, xerofítica, y maderables entre otras.
Al desplazarnos del sector antiguo al sector moderno podemos observar parte de la fauna existente en el Jardín Botánico Quinta de San Pedro Alejandrino, especies propias de la región Caribe tales como la Iguana, estas se encuentran principalmente sobre los árboles centenarios y sobre los diferentes parches boscosos de la hacienda, tiene como nombre científico Iguana iguana, y pertenece a la familia de los Iguánidos, son reptiles altamente conocidos por sus impresionantes exhibiciones, rituales de cortejo y defensa, en los que efectúan movimientos levantando el cuerpo y agitando la cabeza con vigor de arriba a abajo. Alcanzan alrededor de 1,8 m de longitud, tienen el cuerpo aplastado y una hilera de espinas correosas que va desde el cuello hasta la cola, la cual, larga y poderosa, suele ser ligeramente aplanada. Cuenta con párpados, grandes tímpanos auditivos externos, bolsas o papadas en la garganta y cinco dedos en cada pata que terminan en garras afiladas. Esta especie se encuentra actualmente amenazada por el consumo indiscriminado de su carne y sus huevos.
Es común también encontrar en árboles de la hacienda la ardilla coliroja; esta se alimenta de material vegetal (sobre todo frutos y semillas), su hábito de almacenar comida para el invierno ayuda a la propagación de plantas y árboles. Las ardillas son muy sensibles a los cambios de temperatura, permanecen inactivas en climas cálidos cuando las temperaturas son elevadas, y las que viven en climas más fríos hibernan, aunque las ardillas arborícolas nunca lo hacen.
De las diferentes especies de aves que podemos observar en el Jardín Botánico Quinta de San Pedro Alejandrino encontramos: el loro verde, bicho fue, toches, canarios, barranqueros, soldaditos, cocineras, maría lucias, carpinteros jabao, buhios, chulos, gavilanes pío pío, Chupa huevos, Sangre e toro, colibríes, pericos, torcazas, Chicha frías, tierralitas, palomas columbinas, garza blanca, entre otras.
Cabe señalar que otras de las especies fáunicas dominantes y existentes en este lugar son reptiles como los lagartos azules llamados lobos polleros, así mismo encontramos dentro de este grupos las serpientes y culebras tales como la Boa, la Guardacamino y en algunas ocasiones Cascabeles.
El conjunto de edificaciones modernas en San Pedro Alejandrino se caracterizan por estar pintadas de color blanco para ser diferenciadas de las edificaciones antiguas. Se encuentran alrededor de la Plaza de Banderas, que fue construida en 1980 para conmemorar los ciento cincuenta años de la muerte del Libertador, aquí son izadas todas las banderas del continente americano permanentemente, se rinde así tributo de respeto, admiración y agradecimiento a la memoria del Libertador.
Hacen parte del conjunto de edificaciones modernas el Altar de la Patria, monumento construido a la memoria de Bolívar al cumplirse el Primer Centenario de su muerte, en el año de 1930. Siendo en ese entonces Presidente de la República el Doctor Enrique Olaya Herrera. Se contrató al Arquitecto Colombo-Cubano Manuel Carrerá para que dirigiera la construcción de la edificación de estilo republicano que encierra al monumento; los planos fueron diseñados por el arquitecto Gustavo Santos Caballero. A su vez se ordenó a los escultores Augusto Rossi y Hermeregildo Luppi de la escuela del famoso escultor Pietro Tenerani en Roma; hacer las esculturas en mármol de Carrrara que fueron colocadas en la parte interior del monumento. La obra fue inaugurada en 1942 siendo Presidente de la República el Doctor Eduardo Santos.
Sobre la puerta principal hay un alto relieve en mármol de Carrara hecho por Pedro Ricci, escultor italiano; es una copia en mármol del óleo que pintó Pedro Quijano y que representa el cuerpo del Libertador en cámara ardiente en Santa Marta, rodeando el cadáver se pueden ver los personajes que estuvieron presente a la hora de su muerte, entre los que se destacan: José María Estévez (Obispo de Santa Marta), Alejandro Prospero Reverend (Médico del Libertador), Joaquín de Mier (Propietario de San Pedro Alejandrino), Fernando Bolívar (Sobrino del Libertador), José Laurencio Silva, José de la Cruz Paredes, Mariano Montilla (Generales Venezolanos), Belford Hinton (Edecán del Libertador), José Palacios (Mayordomo del Libertador), entre otros.
En su interior se encuentra el conjunto de esculturas que forman el gran monumento, son de estilo neoclásico y tuvieron un valor de $100.000 pesos que fueron pagados por el Departamento del Magdalena, con la ayuda de la Nación.
La siguiente es la descripción del monumento:
La escultura sedente al centro en primer plano; representa la República Victoriosa de Colombia, pisa el yugo de la tiranía española; sostiene en la mano derecha el libro de la Constitución Colombiana, en la mano izquierda un haz de espigas que representan la unión de los hombres de la patria que luchan contra las hostilidades de la tiranía simbolizando que “la unión hace la fuerza”. Detrás de esta figura hay una puerta que simboliza a Colombia como la entrada del continente suramericano, y sobre ella se encuentra ubicado un Crismón Griego (Ji sobre Ro). El Crismón más usualmente admitido es la representación del monograma de Cristo XP. Consiste en las letras griegas Χ (ji) y Ρ (ro), abreviatura de XP(ΙΣΤΟΣ), Cristo, sobrepuestas. El cristograma empezó a aparecer en las monedas romanas después del Edicto de Milán(313) con el que Constantino establecía la libertad de culto para los cristianos.
Al lado izquierdo de la figura de Colombia y en posición de pie se encuentra la Diosa de la Libertad, su mano derecha está en actitud enérgica sobre una pira en la cual arde el fuego sagrado de la Libertad.
A la derecha se encuentra la Diosa de la Prosperidad, en sus manos sostiene un escudo griego que es el símbolo de protección de las riquezas de nuestra patria, representada por unas monedas de oro; detrás de esta diosa hay un león humillado simbolizando la fuerza bruta y representa el poder ambicioso de los gobiernos de imposición, vencidos por la sabiduría y riqueza de la diosa.
En la parte superior izquierda está la figura sedente del Ángel del Progreso, sostiene en su mano derecha un antiguo arado símbolo del trabajo y junto a él una cornucopia llena de frutas que simbolizan la abundancia.
Del otro lado se halla la figura sedente del Ángel de la Paz, que pisa un cañón, es un ángel guardián, y sostiene la espada en actitud de reposo, tiene la mirada hacia el cielo para dar gracias por el cese de las acciones bélicas.
En la cúspide del monumento está El Libertador Simón Bolívar, Padre de la Patria, vestido con su uniforme, su espada y su imponente capa; junto a él unos pergaminos donde están representados los tres documentos más importantes escritos por El Libertador: La Última Proclama, Testamento y La Carta de Jamaica.
Simón Bolívar pertenecía a una familia oriunda de España que se había establecido en Venezuela desde la época de la conquista y obtenido distinciones y riquezas.
Don Juan Vicente Bolívar empleado importante y coronel de las Milicias de los Valles de Aragua contrajo matrimonio con doña María de la Concepción Palacios y Blanco; señora noble acaudalada y distinguida por su belleza, carácter e inteligencia. Los hijos de tal enlace fueron: Juan Vicente, María Antonia, Juana María y Simón, este nació en Caracas el 24 de julio de 1783; perdió a su padre a los tres años y a su madre a los nueve años.
Don Simón Rodríguez le enseñó las primeras letras, el célebre don Andrés Bello que ya se distinguía en la juventud caraqueña le enseñó a Bolívar nociones de ciencias físicas en 1798. Fue Bolívar Alférez del regimiento de la milicias de Blancos de Aragua, que había comandado su padre y un año después siguió a España a continuar sus estudios, de allí pasó a Francia, regresó a Madrid y se casó con doña María Teresa Rodríguez del Toro. Luego volvió a Venezuela con su esposa, con el propósito de consagrarse al trabajo agrícola en su hacienda San Mateo, al poco tiempo murió su esposa de fiebre amarilla (enero de 1803).
Resolvió en ese mismo año alejarse de la patria, emprendió un segundo viaje a Europa, París era por entonces el centro de interés universal debido a la carrera portentosa de Napoleón Bonaparte. En Europa encontró a su antiguo maestro don Simón Rodríguez, se dedicaron juntos a leer los poetas, historiadores, filósofos y clásicos griegos y latinos, adquiriendo una ilustración no científica sino general. Viajó por Italia en compañía de Rodríguez y en Roma desde el Monte Sacro juró en 1805 libertar a su patria oprimida.
En 1806 Bolívar regresó a Caracas, quiso vivir dedicado a sus negocios de campo y mejorar su cuantiosa hacienda patrimonial; no obstante fue uno de los más entusiastas por la revolución que estalló en la capital de Venezuela en abril de 1810.
La Junta Suprema de Gobierno le dio el grado de Coronel de Infantería, y lo envió en misión diplomática a Londres en asocio de don Luís López Méndez y don Andrés Bello y regresó poco después declarada la independencia absoluta de Venezuela el 5 de julio de 1811.
El espantoso cataclismo del 26 de marzo de 1812 que convirtió en escombro muchas de las principales ciudades y sus efectos fueron muy grandes en Caracas; El día 26 de marzo un fuerte terremoto arruinó la mayor parte de las edificaciones de esta ciudad y privó de la vida a más de 1.000 personas, en los templos hubo mayores ruinas y estragos por la concurrencia de gentes a las festividades del jueves santo; en proporción sufrió más el puerto de la Guaira y más las ciudades de San Felipe y Barquisimeto. Se salvaron de sus estragos los más distinguidos patriotas. No se deploró sólo la destrucción material sino las consecuencias morales porque el pueblo fanático e ignorante vio en la terrible calamidad el castigo de la providencia a la revolución, se predicó en todo los tonos contra la revuelta política; Bolívar con su arrogancia y arrojo poniendo en peligro su vida amenazada por la airada multitud, espada en mano y en medio del pueblo aterrado impuso silencio a un ardiente predicador realista y lo hizo descender de una mesa que le servía de tribuna; Bolívar gritó: ”Si la naturaleza se opone lucharemos contra ella y haremos que nos obedezca”; esta resuelta actitud que ya revelaba al caudillo dio buenos resultados, contuvo el descontento popular e hizo cobrar ánimo al gobierno debilitado que dictó providencias para calmar la excitación.
En noviembre de 1812 lanzó su primer manifiesto político en Cartagena; al mando de un pequeño ejército expulsó las guarniciones enemigas de las orillas del Magdalena y tras una brillante campaña cruza los Andes y llega a Caracas en agosto 6 de 1813, donde recibió el titulo de Libertador.
Regresó a la Nueva Granada y se presentó ante el Congreso reunido en Tunja que le confirmó su confianza, se apoderó de Cundinamarca pero ante la imposibilidad de hacer frente a los 15.000 veteranos traídos de España por Morillo optó por refugiarse en Jamaica donde permaneció seis meses allí escribió su célebre carta de Jamaica el 6 de septiembre de 1815, pasa a Haití con la ayuda del presidente Petión organizó una expedición de 350 hombres que desembarcó en Margarita y de allí pasó a tierra firme.
No siendo factible tomar a Caracas se dirigió al Orinoco para hacer fuerte en los Llanos en una campaña homérica (1817-1818) batió a los realistas y liberó la mayor parte del país. Atravesó luego los Andes con un ejército semidesnudo y hambriento y rindió a los españoles en el Puente de Boyacá (agosto 7 de 1819).
Marchó con su tropa hacia Venezuela, obtuvo la segunda victoria de Carabobo (junio 24 de 1821), e incorporó la providencia a la Gran Colombia; en Guayaquil se entrevistó con San Martín (julio 25 de 1822).
Con la victoria de Pichincha (mayo 24 de 1822, Junín (agosto 6 de 1824) y Ayacucho (diciembre 9 de 1824); nada pudo detener al general victorioso.
El Congreso peruano decretó honores y recompensas extraordinarias a los vencedores, por un decreto en febrero de 1825 dispuso entre otras cosas que se acuñase una medalla en honor de Bolívar y que su estatua ecuestre debía hacer parte del monumento que se erigiría en la plaza principal de Lima; que el Libertador en todo tiempo disfrutase de los honores de presidente del Perú, que se le donara un millón de pesos (que rehusó) y otro para que lo distribuyese a su juicio entre el ejército libertador; y que el general Sucre llevase el título de Gran Mariscal de Ayacucho, posteriormente el gobierno del Perú expresó su reconocimiento a Colombia por los servicios prestados.
En el alto Perú ordena a Sucre convocar a una Asamblea para determinar el futuro de esa provincia; en febrero de 1825 declara la independencia de Bolivia, quedando como presidente el Mariscal Sucre.
El 25 de septiembre de 1828 eludió el último atentado contra su vida.
En 1830 Bolívar deja el poder y enfermo entregó el mando interinamente al general Caicedo el 1 de Marzo. Se retiró a la Quinta inmediata a la ciudad en busca del descanso de la vida privada.
El encargado del poder ejecutivo convencido de que el Congreso preparaba una carta que no sería aceptada por todos los pueblos; se dirigió a los representantes manifestándoles con franqueza que no había conveniencia en expedir un código político para Colombia.
El Congreso sanciona el código político o la constitución, procedió a elegir presidente y vicepresidente de la república.
Grave era el paso y Bolívar creyó necesario dirigirse a la corporación reiterando su protesta de separarse para siempre del mando a un cuando se le confiera el bien de la patria “el bien de la patria decía exige de mi el sacrificio de separarme del país que me dio la vida”.
Convencido el Congreso de que no debía conferir el mando al Libertador el 4 de mayo eligió presidente a don Joaquín Mosquera y vicepresidente al general José Domingo Caicedo.
Entonces el libertador se prepara enfermo para salir de Bogotá con dirección a Cartagena para luego seguir a Europa; dejaba la patria cuando la disolución era ya un hecho; le acompañaban los ministros del estado, el cuerpo diplomático, varios militares, ciudadanos importantes y muchos extranjeros residentes en la ciudad.
Bolívar atravesó la sabana hasta Facatativa, en Honda será la última vez que monte a caballo, al llegar allí se embarca por el río Magdalena, llega a Mompox, continúa el viaje por el canal del Dique y llega a Cartagena a fines del mes de junio, resuelto a seguir a Europa permaneció allí tres meses ventidos días esperando un buen barco.
Al llegar el barco Bolívar ordena embarcar los equipajes, pero esa noche el libertador se encontraba desfallecido y le recomendaron viajar a Turbaco un pueblo cercano Cartagena donde existían unas aguas termales, Bolívar accede a ir por tres días, se dio unos baños y para asombro de todos su estado de salud mejoró y decidió quedarse allí veintisiete días y no regresó a Cartagena.
A Turbaco llega un primo lejano del Libertador, don Pedro Juan de Visbal que vivía en la villa de Soledad y lo invitó a Soledad, Bolívar aceptó la invitación, permanece en Soledad 26 días; pero las brisas y la humedad afectan su condición física, se traslada a Barranquilla y se hospeda en la casa de Bartolomé Molinares, donde permaneció desde finales del mes octubre y principios de noviembre. Estando el Libertador en Barranquilla recibe la invitación escrita y oral para venir a Santa Marta. Pide como única condición para trasladarse a Santa Marta se le envié un barco.
El 1 de diciembre de 1830 se embarca en el puerto de Sabanilla y llega a la ciudad en la embarcación llamada el “Bergantín Manuel” de propiedad del español Joaquín de Mier y Benítez.
Es conducido a la habitación que se le había preparado en la Casa del consulado español, a partir de este momento lo atendería el doctor Alejandro Prospero Reverend, médico francés.
El 6 de diciembre por su delicado estado de salud y por petición del Libertador, es trasladado a la Casa Quinta de San Pedro Alejandrino de propiedad de Joaquín de Mier, en la Quinta se sintió al principio bien y tuvo instantes de alegría pero el 10 de diciembre se agravó, por tal motivo recibió los sagrados sacramentos de la religión católica, dictó su testamento y última proclama.
El libertador vivió 47 años, muere el 17 de diciembre de 1830 a la una de la tarde, de tuberculosis pulmonar según la opinión del doctor Reverend, después de habérsele practicado la necropsia a las cinco de la tarde de ese mismo día.
El cuerpo del libertador ya embalsamado es velado durante tres días en la Casa del consulado español, es enterrado en la Catedral de Santa Marta el 20 de diciembre a las 5 de la tarde. Doce años más tarde sus restos son trasladados a Caracas por voluntad testamentaria.
La Última Proclama es un documento en el cual se muestra no solo la
virtud de visionario sino también la vitalidad del estadista y político.
En este escrito dictado a su sobrino
Fernando Bolívar, El libertador se muestra como el incansable defensor de la
Libertad para todas las clases sociales, sin embargo, sus esfuerzos más
contundentes los enfatizó hacia la unión
de los pueblos, el fin de las rencillas políticas, divisiones de los
partidos e ideologías que no se amoldaban a la realidad de las naciones recién
emancipadas.
Bolívar se despide en su Última Proclama,
expresando que la anarquía no era la solución a los problemas de la Nación; que
la gloria de los pueblos de América estaba en la unión. Luego de haber dictado su testamento y de poner su voluntad humana a la
gracia de Dios, el Padre de la Patria deja muchos legados, el principal: LA
LIBERTAD.
Habéis presenciado mis esfuerzos para plantear la libertad donde reinaba antes la tiranía.
He trabajado con desinterés abandonando mi fortuna y aun mi tranquilidad. Me separé del mando cuando me persuadí que desconfiabais de mi desprendimiento.
Mis enemigos abusaron de vuestra credulidad y hollaron lo que me es más sagrado: mi reputación y mi amor a la libertad. He sido víctima de mis perseguidores, que me han conducido a las puertas del sepulcro. Yo los perdono.
Al desaparecer de en medio de vosotros, mi cariño me dice que debo hacer la manifestación de mis últimos deseos. No aspiro á otra gloria que a la consolidación de Colombia; todos deben trabajar por el bien inestimable de la unión: los pueblos, obedeciendo al actual Gobierno para libertarse de la anarquía; los ministros del santuario dirigiendo sus oraciones al cielo; y los militares empleando sus espadas en defensa de las garantías sociales.
¡Colombianos!
Mis últimos votos son por la felicidad de la Patria. ¡Si mi muerte contribuye a que cesen los partidos y se consolide la unión, yo bajaré tranquilo al sepulcro!Simón Bolívar
Hacienda de San Pedro, en Santa Marta, a 10 de Diciembre de 1830. www.museobolivariano.org.co
Yo, Simón Bolívar, Libertador de la República de Colombia, natural de la ciudad de Caracas en el Departamento de Venezuela, hijo legitimo de los señores Juan Vicente Bolívar y María Concepción Palacios, difuntos, vecinos que fueron de dicha ciudad, hallándome gravemente enfermo, pero en mi entero y cabal juicio, memoria y entendimiento natural, creyendo y confesando como firmemente creo y confieso el alto y soberano misterio de la Beatísima y Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo tres personas distintas y un solo Dios verdadero: y en todos los demás misterios que cree, predica y enseña nuestra Santa Madre Iglesia Católica Apostólica Romana, bajo cuya fe y creencia he vivido y protesto vivir hasta la muerte, como Católico fiel Cristiano, para estar prevenido cuando la mía me llegue con disposición testamental, bajo la invocación divina, hago, otorgo y ordeno mi Testamento en la forma siguiente:
1° Primeramente encomiendo mi Alma a Dios nuestro Señor que de la nada la crió, y el cuerpo a la tierra de que fue formado, dejando a disposición de mis albaceas el funeral y entierro, y el pago de las mandas que sean necesarias para obras pías, y estén prevenidas por el gobierno.
2° Declaro: fui casado legalmente con la Sra. Teresa Toro, difunta, en cuyo matrimonio no tuvimos hijo alguno.
3° Declaro: que cuando contrajimos matrimonio, mi referida esposa, no introdujo a él ningún dote, ni otros bienes, y yo introduje todo cuanto heredé de mis padres.
4° Declaro: que no poseo otros bienes más que las tierras y minas de Aroa, situadas en la provincia de Carabobo, y unas alhajas que constan en el inventario que debe hallarse entre mis papeles, las cuales existen en poder del Sr. Juan de Francisco Martín, vecino de Cartagena.
5° Declaro: que solamente soy deudor de cantidad de pesos a los señores Juan de Francisco Martín y Powles y Compañía, y prevengo a mis albaceas que estén y pasen por las cuentas que dichos Señores presenten y las satisfagan de mis bienes.
6° Es mi voluntad: que la medalla que me presentó el Congreso de Bolivia a nombre de aquel pueblo, se le devuelva como se lo ofrecí, en prueba del verdadero afecto, que aún en mis últimos momentos conservo a aquella República.
7° Es mi voluntad: que las dos obras que me regaló mi amigo el señor general Wilson, y que pertenecieron antes a la biblioteca de Napoleón tituladas “El Contrato Social” de Rousseau y “El Arte Militar” de Montecuculi, se entreguen a la Universidad de Caracas.
8° Es mi voluntad: que de mis bienes se le den a mi fiel mayordomo José Palacios la cantidad de ocho mil pesos, en remuneración a sus constantes servicios.
9° Ordeno: que los papeles que se hallan en poder del señor Pavageau, se quemen.
10° Es mi voluntad: que después de mi fallecimiento, mis restos sean depositados en la ciudad de Caracas, mi país natal.
11° Mando a mis albaceas que la espada que me regaló el Gran Mariscal de Ayacucho, se devuelva a su viuda para que la conserve, como una prueba del amor que siempre he profesado al expresado Gran Mariscal.
12° Mando a mis albaceas se den las gracias al señor general Roberto Wilson por el buen comportamiento de su hijo el Coronel Belford Wilson, que tan fielmente me ha acompañado hasta los últimos momentos de mi vida.
13° Para cumplir y pagar éste mi testamento y lo en él contenido, nombro por mis albaceas testamentarios, fideicomisarios, tenedores de bienes a los señores general Pedro Briceño Méndez, Juan de Francisco Martín, Dr. José Vargas, y el general Laurencio Silva, para que de mancomún et insolidum entre en ellos, los beneficien y vendan en almoneda o fuera de ella, aunque sea pasado el año fatal de albaceazgo pues yo les prorrogo el demás tiempo que necesiten, con libre, franca, y general administración.
14° Y cumplido y pagado este mi testamento y lo en el contenido instituyo y nombro por mis únicos y universales herederos en el remanente de todos mis bienes, deudas, derechos y acciones, futuras sucesiones en el que haya sucedido y suceder pudiere, a mis hermanas María Antonia y Juana Bolívar, y a los hijos de mi finado hermano Juan Vicente Bolívar, a saber, Juan, Felicia y Fernando Bolívar, con prevención de que mis bienes deberán dividirse en tres partes, las dos para mis dichas hermanas, y la otra parte para los referidos hijos de mi indicado hermano Juan Vicente, para que lo hayan, y disfruten con la bendición de Dios.
Yo revoco, anulo, y doy por de ningún valor ni efecto otros testamentos, codicilos, poderes y memorias que antes de este haya otorgado por escrito, de palabra o en otra forma para que no prueben ni hagan fe en juicio, ni fuera de él, salvo el presente que ahora otorgo como mi última y deliberada voluntad, o en aquella vía y forma que más halla lugar en derecho. En cuyo testimonio así lo otorgo en esta hacienda San Pedro Alejandrino de la comprensión de la ciudad de Santa Marta a diez de diciembre de mil ochocientos treinta.
Y S. E. el otorgante, a quien yo el infraescrito, Escribano Público del Número, certifico que conozco, y de que al parecer está en su entero y cabal juicio, memoria y entendimiento natural, así lo dijo, otorgó y firmó por ante mí en la casa de su habitación y en éste mi Registro Corriente de Contratos Públicos siendo testigos los señores general Mariano Montilla, general José María Carreño, coronel Belford Hinton Wilson, coronel José de la Cruz Paredes, coronel Joaquín de Mier, primer comandante Juan Glenn y el Dr. Manuel Pérez Recuero, presentes.Simón Bolívar
Ante mí,
José Catalino Noguera, Escribano Público.
Es copia.-Cepeda, Secretario.
Es copia.-Cartagena, Enero 12 de 1831.
El Secretario de la Prefectura.
Juan B. Calcaño.
Hacienda de San Pedro, en Santa Marta, a 10 de Diciembre de 1830. www.museobolivariano.org.co
¡Jóvenes descubriendo nuestro Patrimonio!
Un museo de proyección cultural para los jóvenes
¿Qué tanto conocen nuestros jóvenes y estudiantes sobre la historia? ¿Leen sobre nuestros héroes? ¿Reconocen en la historia, la fórmula perfecta del conocimiento del pasado, presente y proyección al futuro?
Santa Marta, ad portas de llegar a su V Centenario de fundación está ávida de una generación conectada a su sentir histórico, turístico y cultural.
La Quinta de San Pedro Alejandrino y su Museo Bolivariano de Arte Contemporáneo tiene un compromiso que infiere en su responsabilidad misional y social.
¡No solo somos el tesoro histórico o la última morada de El Libertador! Dinamizar ese legado desde iniciativas pedagógicas, artísticas, medio ambientales y culturales le permiten al Museo mantener un diálogo activo y congruente con los jóvenes, fortaleciendo las políticas educativas del Museo.
La Hacienda es símbolo de la historia colombiana y latinoamericana, un atractivo turístico, lugar de encuentro cultural para visitar; escenario para la educación y de crecimiento para niños y jóvenes.
Museos y la nueva generación
Los museos son claves para el desarrollo cultural de una sociedad, de ahí su compromiso en implementar el diseño y ejecución de propuestas adecuadas para la socialización del patrimonio, dirigidas al ámbito educativo.
Lidera la Fundación Museo Bolivariano de Arte Contemporáneo-Quinta de San Pedro Alejandrino el curso de capacitación para el desarrollo de prácticas escolares de turismo y servicio social en el Museo en su edición 2024.
Es una invitación a ampliar el conocimiento de los jóvenes, a participar de un espacio de aprendizaje que les permitirá descubrir la riqueza histórica, artística, natural y cultural del Monumento Nacional Quinta de San Pedro Alejandrino y el Museo Bolivariano de Arte Contemporáneo.
Aportando a la oferta educativa distrital
En un compromiso conjunto el Departamento de Educación y las instituciones educativas en convenio promueven el reconocimiento de las colecciones del Museo y su importancia en la formación personal, en valores y académica de los jóvenes.
Instituciones públicas y privadas participan con sus estudiantes de grado décimo y undécimo del Distrito de Santa Marta y su zona rural; en este curso que está orientado a fomentar el intercambio de ideas, el diálogo, la convivencia, el sentido de pertenencia por el Patrimonio.
Los estudiantes inscritos reciben una inducción teórico-práctica acerca de las tres colecciones del Museo; contribuyendo así con una oferta calificada en historia, arte, ambiente y cultura para el turismo, fortaleciendo sus procesos formativos.
Propósitos
Participan
Actividades
Inicia: lunes 19 de febrero de 2024.
Horario: 9:00 a 11:00 am / 3:00 a 5:00 p.m.
Intensidad horaria: 40 horas (admitidos). El Museo, solo expide certificado de prácticas a los estudiantes admitidos.
Presentación general del curso / Inscripción de participantes
Sesión: Historia. Colombia y Santa Marta principios del siglo XIX e introducción a la historia de la Quinta de San Pedro Alejandrino.
Sesión: Historia. Visita guiada a la Casa principal, sector laboral de la QSPA, sector contemporáneo (Mural, Plaza de Banderas, Altar de la Patria).
Sesión: Historia: Actividad ‘Precursores de la emancipación’.
Sesión Ecología: Generalidades y aportes del Jardín Botánico QSPA.
Sábado 24 y domingo 25 de febrero. Los estudiantes no asisten al Museo. Se recomienda estudiar en casa la temática de historia para presentar la evaluación escrita.
EVALUACIÓN ESCRITA DE HISTORIA.
Sesión Ecología: Especies de flora y fauna presentes en el Jardín Botánico QSPA.
Sesión Ecología: Visita a la colección viva del Jardín Botánico QSPA.
Sesión: Artes. Introducción a la historia del Museo Bolivariano.
EVALUACIÓN ESCRITA DE ECOLOGÍA.
Sábado 2 y domingo 3 de marzo. Los estudiantes no asisten al Museo. Se recomienda estudiar en casa la temática de arte para presentar la evaluación escrita.
Sesión: Artes. Análisis de la colección permanente del Museo Bolivariano. Concepto curatorial de las salas: Alejandro Obregón, Armando Villegas y Enrique Grau. Exposiciones temporales salas Galería Espacio abierto y Hernando del Villar.
Sesión: Artes. Recorrido Museo Bolivariano de Arte Contemporáneo.
EVALUACIÓN ESCRITA DE ARTE.
*Del 6 al 10 de marzo se recomienda a los estudiantes preparar su evaluación oral.
Entrega de resultados evaluaciones escritas.
Evaluaciones orales. Hora: 8:00 a 11:00 am / 2:00 a 5:00 p.m.
Envio de resultados evaluaciones orales, fechas y horarios de prácticas.
Inducción admitidos: 9:00 a 11:00 am / 3:00 a 5:00 p.m.
Historia-temas:
Artes-temas:
Ecología y Educación Ambiental-temas:
Turismo-temas:
Comunicaciones-temas:
Consulte la programación adjunta a esta información.
Contenidos del Módulo:
Módulo de Capacitación
Abrimos todos los días del año, con excepción del 1ro de enero. Conoce nuestros horarios y tarifas.