Gran pérdida para la familia Museo Bolivariano
Su actitud cálida, su don de gente y fino humor hicieron de don Luis Antonio Bonilla Meza, un valioso ser humano, cuya repentina e inesperada partida, ha causado un profundo dolor en todos quienes tuvieron el privilegio de conocerlo.
“Cuando la vida te separa de un ser querido, el recuerdo de su sonrisa, es la mejor manera de seguir recordándolo”.
Este caballero ibaguereño el mar de Santa Marta lo enamoró, así como a su amada Zarita Abelló, a quien conoció en la capital tolimense, donde ella cursaba sus estudios universitarios de Licenciatura en Artes Plásticas.
Ellos construyeron una historia de amor, consolidada en 46 años de matrimonio, un amor leal, sereno, cercano y lleno de mucho compartir reflejado más tarde con la llegada de sus hijos Luis Eduardo y Juan Miguel.
Entre arte, libros y cultura, Luis Antonio Bonilla fue un investigador consumado de variados temas, que delinearon en él una gran sapiencia, brindando a cualquier interlocutor una fascinante tertulia.
Compartir con Luis Antonio era una fascinante aventura de conocimiento, saber e intelectualidad, no solo era uno de los mejores melómanos de la ciudad, sino fue un apasionado por la filatelia, la colección de billetes y la fotografía.
A él no solo se le recordará por su amor a la Licenciada Zarita Abelló, sino por su irrestricto apoyo y respaldo en la labor de la artista samaria al frente de lo que hoy es el Museo Bolivariano de Arte Contemporáneo y el sostenimiento de la Quinta de San Pedro Alejandrino.
Amigo cercano de sus hijos Luis Eduardo y Juan Miguel, a quien con orgullo les enseñó valores y principios para la vida; disfrutó al máximo su roll como el superabuelo de Luis Miguel, Juan Eduardo, Nicolás y Miguel Antonio a quienes disfrutó y amó con esa felicidad de un privilegiado abuelo.
Por siempre será recordado don Luis como muchos cariñosamente lo llamaban, hombre inquieto, de ideas renovadoras, franco, pero con interesantes cualidades, quien además dejó una huella especial en cada una de las personas con quien compartió.
Su recuerdo será siempre una huella imborrable para su amada Zara Helena, sus hijos Luis Eduardo y Juan Miguel, sus apreciadas nueras Johanna y Juliana, sus nietos Luis Miguel, Juan Eduardo, Nicolás y Miguel Antonio, quienes hoy atesoran con amor lo que significó en sus vidas don Luis Antonio.
Paz en su tumba.