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En el Museo Bolivariano de Arte Contemporáneo

El agua abre su curso al paso del bongo, nos movemos lentamente y vamos dejando una estela en medio de la ciénaga de aguas densas y sedimentadas, el sol es inclemente y el reflejo de luz satura nuestras retinas hasta el cansancio, el silencio solo se rompe por el roce de la palanca del boga, que nos lleva lentamente al corazón del santuario.

Así comenzó  la primera expedición en diciembre del año 2009, al Santuario de Flora y Fauna Ciénaga Grande de Santa Marta, embarcados en el bongo me encontraba yo como curador acompañado de los artistas Oscar Leone, Germán Botero y Patricia Lara1, al frente de la expedición la funcionaria de Parques Nacionales Naturales Patricia Saldaña. Zarpamos con un destino final incierto, no sabíamos a donde llegaría esta iniciativa del artista Oscar Leone, quien venía explorando desde un año antes, el Complejo Lagunar de la Ciénaga Grande de Santa Marta.   Desde la curaduría del Museo Bolivariano, también veníamos investigando desde el año 2006, la relación entre arte y medio ambiente, exposiciones como Hábitat (2006), donde convocamos a varios artistas colombianos como Teresa Sánchez, Germán Botero y José Antonio Suarez, entre otros a realizar intervenciones en el Jardín Botánico de la Quinta de San Pedro Alejandrino, habían aumentado mi interés por trabajar proyectos de arte ambiental. En Pueblito (2009) proyecto Site Specific que desarrollamos con el artista Miguel Ángel Rojas en el sitio arqueológico de Pueblito (Chayrama) en el Parque Nacional Tayrona, nos motivo a emprender un proyecto más amplio y Madreagua era la oportunidad de reunir, ecología, arte y comunidad.

Madreagua se ubica en un entorno rico tanto en lo biológico como en lo humano. Desde el concepto amplio de ecología, como la ciencia que estudia las relaciones de los seres vivos entre sí y con su entorno, este entorno produce anualmente cerca de 10.000 toneladas de productos pesqueros y sostiene una población directa aproximada de 30.000 habitantes que viven de la explotación de los recursos. En el área del Santuario, se protegen, entre otras: 196 especies de aves residentes, algunas de las cuales son endémicas, aves migratorias y sitios de anidamiento y llegada de estas; 89 especies de peces. Por las condiciones óptimas de conservación del bosque de manglar es sala cuna de especies ícticas, hábitat de mamíferos y reptiles, fuente de aporte de nutrientes a los ecosistemas presentes, atenuante de tormentas y vendavales, regulador climático a nivel local, regional y mundial.2 De otro lado Madreagua como proyecto de arte contemporáneo explora el paisaje natural, más allá de la contemplación estética y se define como un proyecto de arte ambiental. El arte ambiental son todas las prácticas artísticas que incluyen el medio ambiente como parte sustancial de la obra, gran parte del arte ambiental es efímero, se hace diseñado para un determinado lugar (site-specific) e implica la colaboración entre artistas y otros profesionales como científicos, educadores y grupos comunitarios.3 Madreagua implica también crear una relación entre los artistas y la comunidad que habita en este lugar, construir situaciones dentro de lo que hoy se conoce como la estética relacional, donde la práctica artística está siempre en relación con el otro, al mismo tiempo que constituye una relación con el mundo4.

Los artistas convocados por el Museo Bolivariano para este proyecto son: Germán Botero (Fresno, Tolima. 1946), arquitecto y escultor, su trabajo desde el año 1995, empieza a explorar las posibilidades del entorno y su acción sobre materiales dóciles como la madera, en piezas como Terraza Tayrona (Hábitat, 2006) el artista recoge maderas que el mar ha arrojado a la playa y que por efecto de las olas adquieren una superficies pulidas y especiales, realizando una gran intervención en la Quinta de San Pedro Alejandrino. Con estos mismos materiales iniciará una investigación que culmina en grandes instalaciones en la galería del Club el Nogal (2009). El trabajo de Botero siempre está influenciado por la forma orgánica y la madera como material principal, en Madreagua el artista retoma los procesos constructivos locales, casas en madera suspendidas en palafitos, que darán al artista el punto de partida para su proyecto que es un Centro de Interpretación, el lugar que será emplazado de común acuerdo con la comunidad y la autoridad local será el espacio para que la comunidad muestre a propios y extraños las riquezas naturales y culturales de su entorno. Diseñado sobre los conceptos de construcción y materiales locales el Centro de Interpretación es a la vez el espacio para mostrar al turista, como también el lugar de reunión donde la comunidad podrá recrearse por medio de una programación de actividades culturales.5

La artista Lynne Hull (Fort Collins, USA), reconocida internacionalmente como una de las pioneras en desarrollar proyectos de arte ambiental alrededor del mundo, ha estudiado la avifauna de Norteamérica y en especial las aves migratorias, como las que llegan en su viaje al sur al Santuario de Flora y Fauna de la Ciénaga Grande de Santa Marta. Dentro de su proyecto, Lynne desarrolla una especie de escritura simbólica tomando como parámetro el vuelo de las aves del santuario, que reseña en un libro de artista en exhibición. De otra lado su trabajo en la población de palafitos de Nueva Venecia, la arista emprende unos talleres con la comunidad, donde identifica los símbolos que hacen parte del paisaje cultural y natural. De común acuerdo artista y pobladores definen y construyen esos elementos que denotan su identidad, como son el pescado que simboliza el sustento de la población que vive de la pesca artesanal, la canoa medio de transporte que los conecta los unos con los otros y a la vez con el mundo exterior, la casa de madera refugio y símbolo principal de una forma de vida y cultura diferente, una vida sobre el agua y por último el manglar que es el soporte de la vida, de las especies que se incuban en su raíces, como también de los troncos que sostienen las viviendas. El emplazamiento de estos símbolos se hace en uno de los lugares más importantes de la población, la comunidad decide ubicarlos en el trayecto que cruza el puente entre la iglesia y la escuela, símbolos también de las creencias religiosas y la educación como pilares que son de toda sociedad.

El otro artista es Oscar Leone (Ariguani, Magdalena. 1975), el más joven de los tres pero a la vez, el artista que convoca. Leone ha venido desarrollando investigación sobre la comunidades de pescadores en la sector de Pozos Colorados en Santa Marta, y la población de Camarones en la Guajira, su relación con la pesca y sus métodos artesanales ha estado de manera implícita en varios de sus trabajos como en la obra “por este fuego infinito” (2004) o en los movimientos de su serie Dentroadentro (2005-2008), no nos sorprende entonces que su nueva locación sean las poblaciones de palafitos de la ciénaga, donde las artes de pesca se practican a diario. Esta comunión con el entorno que el artista asume, la asume como uno más, conviviendo con los pescadores, con la gente de la comunidad y ejerciendo un rol proactivo, construyendo situaciones donde moviliza a la gente. En su video registro de acción titulado “Ronda” (2010), el artista convoca a un grupo de mujeres con las cuales se han desarrollado diversos talleres y media en la realización de una acción donde este grupo se traslada al sector de Turromote, en el Santuario de Fauna y Flora de la Ciénaga Grande y empiezan a dar vueltas alrededor de un islote de manglar. La acción meramente simbólica se acompaña por una canción de cuna y los gestos de fuerza para mover las canoas, el cansancio del bogar o las sonrisas y alegrías que una acción como estas generan al romper toda la cotidianidad del lugar. Ronda, es entonces tributo a las madres, esposas e hijas que asumen la vida del hogar ante la ausencia de sus esposos que están largas horas en las faenas de pesca.

Su otra obra, registrada en video, es mucho más performática, titulada “AguaCero” (2010), aquí la imagen del artista se enfrenta al paisaje, inmenso y desbordante de la ciénaga y el manglar, frente al paisaje el cuerpo cae, asumiendo esa posición horizontal de quien ha siso derribado y vencido, inevitablemente esta obra nos remite al momento más oscuro de la ciénaga que fueron las masacres realizadas por los grupos paramilitares en el año 2000, de manera indiscriminada varios de los hombres del pueblo fueron sacados de sus casas y asesinados en el atrio de la iglesia, recuerdo indeleble en la memoria de los habitantes de la ciénaga. El artista a manera de catarsis colectiva ha venido trabajando con la comunidad varias obras que aluden a este momento y que se realizaron para el aniversario de la conmemoración de la fecha en el año 2009.

Los artistas seleccionados para Madreagua, vienen de experiencias disímiles pero tienen en común ese concepto de arte ecológico o eco-art que busca mejorar las relaciones del hombre con el mundo a través de la construcción de situaciones con el entorno natural y cultural. En la puesta en escena de la obra fotográfica, se parte de una imagen de Oscar Leone donde la visión de la ciénaga se expande como pensamientos y momentos que evocan lo fascinante del paisaje, la alegría de su gente, la riqueza de una cultura local y sus formas de vida particular.

Madreagua es un proyecto de la Fundación Museo Bolivariano, desarrollado en asocio con el Ministerio del Medio Ambiente Vivienda y Desarrollo Territorial, la Unidad Administrativa Especial de Parques Nacionales Naturales, el Santuario de Fauna y Flora Ciénaga Grande de Santa Marta, con al apoyo de las comunidades de Nueva Venecia y Buenavista. Cuenta con fondos del Programa Nacional de Concertación del Ministerio de Cultura.

Javier Mejía / Curador
Santa Marta, octubre de 2010